El padre de la pequeña, Pavel Bota agradeció al equipo médico por mejorar la vida de su hija: "Si deseas una vida debes luchar por ella", dijo. Una técnica pionera en España en cirugía intrauterina —sólo se ha realizado hasta ahora en Italia— ha liberado a Esther, de sólo cinco meses /24 semanas de gestación) y afectada de espina bífida, de estar atada de por vida a una silla de ruedas o padecer severas disfunciones neuronales.
Especialistas del Hospital del Vall d'Hebron de Barcelona intervinieron a la pequeña cuando estaba en el vientre materno y contaba sólo con 24 semanas de vida. Primero abrieron el útero como si se tratara de una cesárea, luego colocaron una inyección intramuscular al feto para que no sufriera, para después acceder a la espalda y corregir la malformación aislando con un parche sintético (de colágeno y elastina) y un posterior sellado la médula del líquido amniótico. El equipo de Vall d'Hebron colocó también un drenaje para controlar la hidrocefalia.
La espina bífida es una malformación congénita que afecta al cierre de la columna vertebral y la médula espinal, lo que hace que el líquido amniótico esté en contacto con el sistema nervioso, lo que causa su deterioro y genera alteraciones del aparato locomotor, urinario e hidrocefalia.
La novedad de la operación radica en que, en lugar de coser la zona intervenida con la propia piel del feto y cerrar el útero, se ha colocado un parche sintético, que es reabsorbido por la piel del bebé. "Con esta cirugía la pequeña podrá caminar", afirmó Ampar Cuixart, coordinadora de la Unidad de Espina Bífida. Por su parte, el padre de la pequeña, Pavel Bota, de origen rumano, agradeció al equipo el haber mejorado la vida a su hija.
El director de Investigación en Espina Bífida, César García Fontecha, por su parte, ha relatado cómo el futuro pasa por la investigación con células madre pluripotenciales extraídas del mismo líquido amniótico, que podrían revertir la malformación al aplicarlas en el momento de fijar el parche. "Estamos progresando a muy buen ritmo", ha precisado, al mismo tiempo que confían en poner en marcha una cirugía todavía menos invasiva que no requiera practicar una incisión sobre la barriga de la madre.
El éxito de la operación ha sido posible tras ocho años de investigación y múltiples experimentos realizados en conejos y ovejas, aunque el alcance real de mejora podrá apreciarse completamente en tres o cuatro años, cuando la niña haya crecido más.