Dicen que nunca sabías por dónde iba a salir Nina Simone cuando se subía a un escenario, que casi había que pedirle perdón por esperar que volviera a cantar una vez más My baby just cares for me. Esa canción tan bella y pesada que una casa de perfumes se empeñó en que nunca fuera olvidada. Pero decir que Simone la menospreciaba es fijarse en un único detalle, cuando la manía de la estadounidense daba para abarcar todo su repertorio.
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