Tortugas ninja humanoides, adolescentes, divertidas y engullidoras de pizza. Michelangelo, Rafael, Donatello y Leonardo. Se trata de cuatro míticos personajes que tuvieron su estrellato en el siglo pasado (suena duro), pero no me negarán que conservan todo el potencial del mundo para conectar con los niños del presente y puede que del futuro. Esa es la idea que a buen seguro habrá impulsado el reboot de la franquicia y la nostalgia de un servidor en forma de vocecilla interior diciéndome “qué narices…”, la que lo ha guiado a ver esta maxiproducción con mayores pretensiones de las debidas. Comprendan que para quien bastante ha visto llover desde que jugara de niño con los muñecos tortugosos y disfrutado sus alter egos en videojuego o cómic, era una tentación mayor que el sentido común.
Y el caso es que lo infantil de la historia, en ocasiones ridículo de origen, puede ser bastante asumible si sabes a lo que vas y te pueden las ganas de pasarlo bien, a ser posible en compañía de algún pequeñajo que te sirva de excusa para que no te miren raro sacando la entrada. El problema insalvable se llama Michael Bay, que auspicia la película en calidad de productor (en una cinta así, el director, Jonathan Liebesman en este caso, es un elemento anecdótico) con su sello “mucho dinero, muchos efectos que dejan sin aliento, la ausencia más absoluta de guión que traspasa lo absurdo, y Megan Fox de protagonista”. La señorita de dudoso apellido en español luce excelso palmito y deambula tristemente con la más que posible idea de ser actriz; pero la parte buena es que la atención pronto se centra en las coreografías de combate de los verdaderos protagonistas, que entre bromeja facilona y chanza resultona con alguna referencia, nos dan una de cal y otra de arena y salvan el mundo (o sea, Nueva York) de los malos. Los susodichos se hacen llamar el Clan del Pie (calificativo del lector a ubicar en este espacio) y son criminales por dinero algunos, porque el mundo les hizo así otros, porque tiene que haber carne de cañón enmascarada que tortear otros. El elemento de autoridad para las molonas tortugas es su respetado sensei. Una rata de metro setenta llamada Esfínter que se pasa irritado gran parte de la cinta. Reconozco antes de que alguien se me eche al cuello por indocumentado que el nombre real del maestro es Splinter, pero tendrán que reconocerme que la broma estaba demasiado a huevo para desaprovecharla…
Con todo lo expuesto, si te pueden las coreografias espectaculares y los efectos que hacen ver a los populares héroes en tres dimensiones y casi de carne (verde) y hueso, o eres accionista de la marca, es posible que seas capaz de sobreponerte al estupor ante la falta de sesera grandilocuente que pretende tomarse en serio a sí misma con el demérito de “imbecilizar” aquello que ya de por sí era infantil y sencillito, y que no veas innecesaria esta revisión. ¡Cowabunga! Y leña al malo que es de goma.
Dirección: Jonathan Liebesman. Título original: Teenage Mutant Ninja Turtles. AKA: Las Tortugas Ninja / TMNT. Duración: 101 min. Género: Acción, fantástico. Intérpretes: Megan Fox (April O’Neil), Alan Ritchson (Rafael), Noel Fisher (Michelangelo), Jeremy Howard (Donatello), Will Arnett (Vern), Danny Woodburn (Splinter), Pete Ploszek (Leonardo), William Fichtner (Eric Sacks). Guión: Josh Appelbaum, André Nemec y Evan Daugherty; basado en los personajes creados por Kevin Eastman y Peter Laird. Producción: Michael Bay, Andrew Form, Bradley Fuller, Scott Mednick y Galen Walker. Fotografía: Lula Carvalho. Diseño de producción: Neil Spisak. Vestuario: Sarah Edwards.