Revista En Femenino

¿Niño o bebé?

Por Y, Además, Mamá @yademasmama

Estoy confundida. No sé si a la hora de hablar de mi hijo puedo seguir llamándolo bebé o si ya es un niño. ¿Cuándo pasa un bebé a ser un niño? ¿Cuando ya no usa pañales, cuando ya habla o cuando cumple un determinado mes? Y si es así, ¿dónde está esa frontera invisible que marca un mes en concreto y que convierte a un bebote que usa pijama entero en un niño con deportivas que sale a jugar al parque?

El mío sigue aferrado en lo de ser bebé, pero en teoría. Porque en la práctica, él es un pequeño abuelito, como el viejo bebé Benjamin Button. Se pasea estos días por el pueblo de mi madre con las manitas a la espalda y paso de borrachín entre tractores y gallinas. No sólo lo hace en el pueblo, cuando estamos en la ciudad se pasea de la misma guisa, manos a la espalda, para visitar las obras. La tercera edad se parte de risa con él.

Es innegable que el niño no ha salido muy hipster. Pasa de los móviles, la televisión y cualquier otro cachivache. No me hace ni caso si le enseño juegos para bebés de su edad en mi iphone, me mira como quien ve llover y sigue dando volteretas en la cama. Es un nene a la vieja usanza: persigue pollos, juega con piedras y recolecta tomates en un descuido. Aunque el pobre tomate esté verde y a medio hacer y el abuelo se lo haya prohibido.

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La cosa es que no somos sólo nosotros quienes no nos ponemos de acuerdo con su edad. El mundo está empeñado en que es más pequeño de lo que realmente es. Cuando mi hijo se pone a jugar con otro es cuando todo queda en evidencia. Con 20 meses aún anda a trompicones y se comunica a gritos y a golpe de dedito índice, y es por esto que siempre le pasa que a él los otros niños le llaman bebé, aunque tengan la misma edad. La estampa me hace mucha gracia, sobre todo el momento en el que le digo al padre de la criatura resabidilla que el mío es mayor que el suyo.

Esto nos pasa desde siempre. Si mi hijo se junta con su amiguita de un mes menos de edad, la diferencia es abismal, como juntar a una astronauta con un cavernícola. Y, sin embargo, se llevan a las mil maravillas. Cuando leí que los niños prematuros suelen llevar un desarrollo más lento y que no se equilibraba hasta los dos años de edad, no pensé que pudiera ser tan evidente. Pero lo es, y a falta de cuatro meses de celebrar su segundo cumpleaños las diferencias siguen estando ahí. Son pequeños detalles más cómicos que otra cosa.

Así que sí, mi hijo es más bebé que el resto, y esa suerte tengo de poder disfrutar durante un poco más de tiempo de un bebote en casa ¿No es lo que queremos todas las madres en el fondo? Un bebé con gustos de abuelito que en poco menos de dos semanas va a ser, por primera vez, el mayor de su clase en la guarde.

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