Los niños amables y que comparten con otros niños son líderes naturales y mejoran sensiblemente su propia felicidad. Lo dice un reciente estudio conjunto de la Universidad de British Columbia y la Universidad de California.
Cuando algunas palabras como bondad y generosidad están desapareciendo de nuestro vocabulario, las investigaciones en comportamiento infantil demuestran que la amabilidad es la clave para la felicidad y la aceptación entre los niños. Es también un antídoto para evitar el bullying.
El estudio se ha centrado en una muestra de 415 niños y niñas de 9 a 11 años, que se dividió en dos grupos. Se pidió a los integrantes de un grupo que realizaran tres acciones bondadosas cada semana, dándoles libertad para decidir cuáles serían. Las respuestas fueron variadas: unos ayudaron a sus padres, otros compartieron enseres y bocadillo con los compañeros, otros invitaron a otros chicos a jugar en el recreo, otros fueron más cariñosos con los abuelos… El segundo grupo no recibió instrucciones sobre ser amables con los demás.
Antes de comenzar el experimento, todos los niños rellenaron unos cuestionarios para evaluar su nivel de felicidad. Entre las preguntas, se les pedía indicar con qué compañeros querrían compartir actividades. Un mes después, los niños volvieron a rellenar los formularios.
Las conclusiones, publicadas en la revista Plos One, apuntan a que los niños más felices y más populares al finalizar el experimento eran los que se habían esforzado más en ser solidarios. Lo que sorprendió a los investigadores fue la amplia mejora en popularidad que obtuvieron estos niños, medida en número de compañeros de clase que querían compartir actividades con ellos. Por tanto, no solo más felices sino también líderes natos.
El resultado no solo es aplicable individualmente, sino al conjunto de la clase. Si los profesores consiguen crear en el aula un ambiente amable y solidario entre todos los niños, desciende la probabilidad de bullying.
Otras investigaciones en torno a la cada vez más estudiada “ciencia de la felicidad” coinciden en los resultados. Son más felices y tienen más amigos las personas que comparten. Es indistinto que sea en universitarios, en adultos o en ancianos.
Nos ha recordado estos magníficos vídeos sobre una cadena de favores infinita y sobre el efecto contagio de las buenas acciones:
Web: Bebemon.es | Blog: Bebemon, todo un mundo para tu bebé | Facebook: Fan page