Los implantes cocleares son pequeños dispositivos que reciben las personas sordas o con muchas dificultades auditivas, se implantan a través de una cirugía y funcionan de la siguiente manera: reciben un sonido, lo convierten en estímulo eléctrico y luego envían estos impulsos directamente al nervio auditivo, dándoles así a los niños con discapacidades auditivas una oportunidad para conectarse con el mundo de los sonidos.
Hasta ahora se había asumido que los niños con implantes alcanzarían el nivel de lenguaje de los niños con audición normal, mucho más tarde. Estudios previos mostraron que, desde el momento en que el dispositivo es implantado, los niños necesitan más tiempo para llegar a los pasos importantes del aprendizaje de su lengua materna (por ejemplo, ser capaz de diferenciar los ritmos de su lengua materna, de los de otra lengua). Esto podría implicar que los hitos del desarrollo necesarios para comenzar la escuela están retrasados, aunque hayan alcanzado todos los otros estadios del desarrollo necesarios.
Sin embargo, una investigación actual en la que participaron el Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences (MPI CBS) en Leipzig y el University Medical Centre Dresden, ha revelado algo diferente: “Hemos observado que cuando los niños sordos obtienen sus implantes, aprenden palabras más rápido que aquellos con audición normal. En consecuencia, construyen ciertos grupos de palabras más rápidamente”, comenta Niki Vavatzanidis, autora principal del paper. Normalmente, los niños necesitan 14 meses para reconocer con confianza que se le ha dicho incorrectamente el nombre de algunos objetos conocidos. Los niños con una cóclea artificial eran capaces de hacerlo a los 12 meses.
Los autores creen que esto se debe a que éstos niños son más grandes cuando reciben su primer exposición al lenguaje hablado (que generalmente es a los 1 y 4 años). Para entonces ciertas estructuras cerebrales, necesarias para la adquisición del leguaje, están bien desarrolladas. No solo la memoria si no también el conocimiento de su ambiente y el hecho de contar con categorías semánticas no lingüísticas.
Los neurocientíficos pudieron examinar esta relación gracias a la ayuda de 32 niños con implante cochleae n ambos oídos. Llevaron a cabo un test luego de doce, dieciocho y y veinte meses luego de colocado el implante. Dicho test examinaba su habilidad para reconocer palabras: Se les mostraba fotos de objetos que eran nombrados correcta o incorrectamente. Paralelamente se analizaron los cerebros de los pequeños utilizando electroencefalogramas (EEG). Si los científicos detectaban un efecto en el EEG, conocido como N400, sabían que le niño había registrado la palabra incorrecta. Esto sugiere que se ha establecido una conexión entre el objeto y su nombre. Han aprendido la palabra.
Las investigaciones con esta población nos ayudan a comprender el proceso general de adquisición del lenguaje y a determinar que pasos específicos dependen de la edad.
Fuente del estudio: Niki K. Vavatzanidis, Dirk Mürbe, Angela D. Friederici, Anja Hahne. Establishing a mental lexicon with cochlear implants: an ERP study with young children. Scientific Reports, 2018; 8 (1) DOI: 10.1038/s41598-017-18852-3
Fuente: ScienceDaily