Necesitas mejor ropa o nadie te tomará en serio. Debes tener un auto nuevo y maravilloso. Tu casa tiene que ser como las de las películas extranjeras. Tus hijos deben ser exitosos y mejores que los hijos del vecino. Tu teléfono móvil ha de ser el más nuevo y con el mejor servicio datos. En la oficina todos tienen que saber que tú si eres ganador y un gran líder. En la escuela debes sobresalir o morir. Tienes que ser el número uno en la fila para la película de moda. ¿Ya probaste el nuevo restaurante de comida rápida? Por aquí está la fila para que gastes demasiado dinero. ¿No te alcanza? Firma aquí, que tu crédito está pre-aprobado y listo. Ya casi llegas a la felicidad, solo tienes que seguir tras ella todo el tiempo, todos los días, sin descanso. Si mueres antes de ser feliz, no hay problema; aquí está el paquete funerario para ejecutivos. Serás la persona más guapa y exitosa del panteón.
Esta vida humana es de búsquedas perpetuas. Desde que te despiertas hasta que duermes, estamos en busca de algo. Todo el tiempo queremos más de lo que sea porque el ecosistema nos da más todo el tiempo. Pensamos que obtener es llegar a la felicidad, pero entre más tenemos, entre más alcanzamos; más infelices y vacíos estamos. No es casualidad que la depresión y la angustia sean algo cotidiano e inmanejables.
Pero, ¿y si existiera un estilo de vida de auténtica paz y de ecuanimidad, que no depende de lo material, lo tomarías?
Nuestro Patriarca, Bodhidharma, nos dice en el Esquema de la Práctica:
La tercera: buscar nada. Las personas de este mundo están engañadas. Ellas siempre están ansiando algo – siempre, en una palabra, buscando. Pero el sabio está despierto. Ellos escogen la razón sobre lo inventado. Ellos fijan sus mentes en lo sublime y dejan que sus cuerpos cambien con las estaciones. Todos los fenómenos están vacíos. Ellos no contienen nada que valga la pena desear. La Calamidad por siempre alterna con la Prosperidad.
Habitar en estos tres dominios es habitar en una casa en llamas. Tener un cuerpo es sufrir. ¿Cualquiera con un cuerpo conoce la paz? Aquellos que entienden esto se desapegan, por sí mismos, de todo lo que existe y paran de imaginarse o buscar cualquier cosa. Los sutras dicen, “Buscar es sufrir”. “Buscar nada es la gloria, la bienaventuranza, la dicha y la felicidad.” Cuando buscas nada, estás en el Camino.
Estos dos párrafos se refieren a las Cuatro Nobles Verdades que nos ha dejado Shakyamuni, y contienen varias enseñanzas al mismo tiempo.
La primera es que todo lo que piensas, lo que anhelas, lo que deseas y a lo que te aferras; todo ello está vacío y ha sido inventado por ti. Peor aún, es una gran cadena que te has puesto tú mismo en el cuello. Esa eterna búsqueda por lo mejor, lo más nuevo y lo más rápido es como querer extinguir tu sed bebiendo arena caliente. No importa cuánta consumas, la sed solo será más grande y te quemará por dentro. Porque todo está vacío, en realidad.
La segunda enseñanza es que, para Daruma-sama, las personas sabias son aquellas que rompen la cadena del deseo y la persecución de la zanahoria. Los sabios son los que han dejado de buscar y están en paz con la vida justo como es. Son los que dejan que la vida se manifieste sola y navegan hacia donde la vida misma los lleva, sin oponer resistencia.
Una persona sabia es aquella que ha soltado todas las búsquedas.
La otra gran enseñanza es entender que la búsqueda es parte de la naturaleza humana porque tenemos un cuerpo que siente y que necesita cosas para estar bien.
¿Pero cómo entender todo esto, si necesitamos comida, casa, trabajo y ropa?
Es aquí donde la práctica Zen se pone interesante. No se trata de irse a vivir a una caverna y esperar la muerte. Se trata de tener una vida digna y cómoda, pero sencilla y humilde al mismo tiempo. Es aceptar las cosas como son, pero sin obsesionarse ni ser presa de la avaricia. Se trata de entrenar la mente para detectar cuando es suficiente y dejar de buscar. Aún los monjes de leyenda como Bodhidharma necesitaban ropa y alimento para seguir adelante.
Cuando nos sentamos en Zazen detenemos todas las búsquedas. Dejamos de comprar, de comer, de hablar, de aprender y permitimos que el gran silencio que es la vida, se manifieste ante nosotros. Shikantaza es sentarse a ser espectador de la existencia, sin ensuciarla con nuestra presencia.
Al detener las búsquedas que nos caracterizan, estamos practicando budismo de una manera íntima y personal porque no solo entendemos las enseñanzas del Buda; sino que nos convertimos en las enseñanzas del Buda.
Entonces, cuando sientas que la presión por obtener cosas te y el deseo te consumen, quizá sentarte en silencio sea la solución a tus problemas.
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