Sinopsis
El juez Sampson no presume de una vida perfecta, pero la realidad lo confirma: tiene un trabajo de prestigio y una familia a la que ama. No ha fallado una sola vez a la cita semanal con sus gemelos, el día de Piscina con Papá, hasta que cierto miércoles recibe un mensaje de su mujer, Alison, en el que le comunica que ella recogerá a los niños.
Sin embargo, cuando Sampson llega a casa descubre que sus hijos no están con su madre y que no ha sido ella quien le ha enviado el mensaje. En ese momento el teléfono suena y comienza la pesadilla de cualquier padre: los han raptado. Si el juez no sigue ciertas instrucciones y no falla a favor en un caso que lleva, las consecuencias serán terribles.
Mi opinión
El juez federal Scott Sampson disfruta de una prometedora carrera judicial y de una vida familiar feliz junto a su mujer y sus dos gemelos de 6 años, Emma y Sam. Todos los miércoles por la tarde se encarga de recoger a los niños del colegio e ir a la piscina con ellos, pero un miércoles todo cambiará, sus hijos han sido secuestrados y el plan de los secuestradores es obligar al juez a dictar la sentencia que a ellos más les convenga. Si dice algo a alguien, Emma y Sam morirán.
No cabe duda de que el planteamiento no es muy novedoso, pero es potente y consigue captar la atención del lector desde el primer momento creándole la misma ansiedad y estrés que sienten los padres, especialmente en el caso de Scott, el personaje al que mejor conoceremos, protagonista indiscutible que en primera persona nos hace partícipes de su angustia, de su ansiedad y de sus dudas porque él sospecha de todo el mundo, y nosotros también. Con él conoceremos también algunos de los entresijos de la justicia estadounidense que aun teniendo su indudable interés cortan un poco la agilidad de lectura que se marca en las primeras páginas, de forma que la novela entra en algunos valles de ritmo de los que vuelve a recuperarse según se acerca el final.
A pesar de la narración principal en primera persona, el lector dispone de más información de la que conoce el juez Sampson ya que se intercalan capítulos que a través de un narrador omnisciente nos llevan hasta la reclusión que están viviendo los niños, añadiendo más tensión y más dudas. Porque el juez duda de todo el mundo, pero el lector más. Con estas dudas aprovecha el autor para dar alguna pincelada sobre conflictos familiares y sobre la desconfianza que puede nacer en situaciones tan extremas como la narrada, situaciones que lleguen a plantear a sus protagonistas toda una serie de dudas incluso sobre aquellos a los que aman y creen conocer, haciendo que las hipótesis más descabelladas parezcan verosímiles.
No digas nada es sin duda la típica novela que nos invita continuamente a caer en la trampa mortal de un capítulo más y lo dejo, para finalmente no ser capaz de dejarlo y finiquitar un libro bastante extenso en un breve período de tiempo ya que toda la trama está encaminada a descubrir quién y por qué y desde luego la contestación a estas dos preguntas es más que satisfactoria, no tanto el cómo se llega a ella y cómo se remata la novela a base de giros, escenas espectaculares y momentos supuestamente emotivos que para mi gusto restan más que suman provocándome esa sensación de ¡venga ya! Esto no hacía ninguna falta.
En definitiva, No digas nada es un thriller judicial entretenido destinado a proporcionar unas agradables horas de lectura sin pensar en nada más, con un desarrollo interesante que para mi gusto pincha con un desenlace peliculero y tan excesivo como innecesario.