No direction home (Martin Scorsese, 2005. EEUU): Martin Scorsese y Bob Dylan, dos figuras norteamericanas clave dentro del arte audiovisual de la segunda mitad del siglo XX y que suscitan, por separado, el interés y la cautivación de las grandes masas, se fundieron en un proyecto en el cual el primero-, recordemos que ya documentaría, con El último vals en el período más convulso de su vida (finales de los 70), los últimos días de la banda que acompañaba al propio Dylan- retrataría el lado más polémico del cantautor oriundo de Minnesota, o sea, sus poderosos inicios, comprometidos con las inquietudes de la sociedad estadounidense de la época, y su controvertida decisión de pasarse a la electrificación y, por ende, a la música mainstream a mediados de los 60. El director neoyorquino demuestra su prodigioso dominio del montaje (material de archivo en su mayor parte, pero hay que saber colocarlo) con este larguísimo (más de tres horas) documental, y Dylan también se prestó a la propuesta, no guardándose para sí mismo nada acerca de la incomprensión, confusión, impacto y (parcial) rechazo que suscitó su tránsito hacia una música más comercial. Cuanto más fan se sea de uno de los músicos más influyentes del siglo XX, más se disfrutará este documental realizado por seguramente el más grande de los cineastas americanos vivos.