Revista Cultura y Ocio

¡No es la crisis estúpido!

Publicado el 01 diciembre 2014 por El Sol De Madrid Rubén Olmeda @elsoldemadrid

Hoy me he acordado de aquella famosa frase que sirvió de bandera a Clinton en las elecciones de 1992, cuando derrotó a Bush padre, una frase que tenían en su cuartel de campaña como un mantra “es la economía, estúpido”.

Pero me he acordado para todo lo contrario, para quitarnos de la cabeza una idea, la de la crisis. Porque estoy harto de que se venda que la crisis es la principal culpable de la situación de España y no es así, la principal razón de cómo estamos es la falta de principios, de valores y de ilusión.

De la resiliencia hemos pasado a la resignación.

La crisis no es solamente económica (que también), lo es de cultura empresarial, de estrategia a largo plazo y de generación de motivaciones. Tenemos a los jóvenes pensando en irse, los carteles de las oposiciones a policía no dicen “para ayudar al ciudadano”, dicen “para tener un trabajo fijo”, las empresas ofrecen becas a cambio de cero euros para el becado. Los emprendedores se enredan en la maraña burocrática y bancaria y se hunden porque tardan más en tener el “derecho” a realizar la actividad, que en desarrollarla propiamente.

Una foto resume esta pérdida del “norte”, la foto de Teresa y Nicolás. La foto de la vergüenza, la foto que demuestra que la opinión publica está tan cansada que ya ni siquiera se molesta en criticar, solo se deja llevar, como una colchoneta perdida en la playa que se adentra poco a poco mar adentro. Nos cuentan verdades y no las creemos porque no nos fiamos de nadie, pero nos cuentan mentiras y nos las creemos porque necesitamos odiar más, quejarnos más y reafirmarnos en la convicción del eterno complot.

Yo personalmente me creo mucho de lo que dice el tal Nicolás, pero hay otras cosas que son fruto de su megalomanía y ese vicio “tan del PP” de hacer creer a la gente que se puede cambiar de estrato social por contagio, por estar cerca del líder. Y no es así. Este niño se ha dado cuenta de que en España no importa lo que cuentes, sino como lo cuentes, y se ha dedicado durante un mes a prepararse su aparición en televisión, para hacer algo que no se suele hacer bien, comunicar. Y por otro lado Teresa, una señora que ha cruzado el rubicón y ha decidido liarse a tiros como John Wayne, pero en este caso los indios le han salido peleones, porque la médico de familia ha decidido usar sus mismos argumentos para denunciarla por lo mismo, por injurias y calumnias.

Y ya les tenemos a los dos en televisión, en Telecinco (que listos son Vasile y el bueno de Pippo) cobrando una pasta seguramente (no lo se) y teniendo a media España pegada al televisor consumiendo sus medias verdades y sus elocuencias.

En una España seria, estos dos personajes solamente darían para media hora de tertulia mañanera y punto. En una España seria, una enfermera que aún no sabemos si se contagió por una negligencia o no, si causó una imprudencia gravísima pudiendo infectar a civiles, no saldría en la tele, se limitaría a dar las gracias al Gobierno por salvarle la vida y a ponerse a disposición de la Seguridad Social para que analicen su sangre. Y el Gobierno le agradecería su gesto profesional de ofrecerse voluntaria a cuidar al enfermo de ébola y seguramente la condecoraría. Todos contentos, un ejemplo y marca España a tope. Pero no, la hemos jodido como siempre.

En esa España seria, a Nicolás no le habría detenido asuntos internos, porque ya con eso dejan abiertas todas las fábulas. En una España seria, nadie en su sano juicio habría usado a un crío de 18 años para gestionar nada, mucho menos temas serios que, sin duda, vamos a conocer estos días. Si Nicolás está en la tele es porque alguien del PP le dio cancha, porque sino este chaval estaría ahora en una sede haciendo labores de community manager, o pegando sobres. Pero no en prime time de la televisión nacional.

España tiene muchas Teresas, por ejemplo en la banca, empresarios que hacen mal su trabajo y que luego nos piden a todos que les paguemos la fiesta. O políticos, que roban y luego nos dicen que “no les constaba” nada de lo que se les acusa. O funcionarios, que con la excusa de que les “joroban a diario” se justifican para no trabajar (algunos, no todos). Y también España tiene muchos Nicolás, porque hay mucho vende motos, mucho cuentista, mucho ladrón, mucho conseguidor, mucho caradura y mucho golfo que pretende vestir de ejemplar un comportamiento asqueroso y del todo ilícito.

Por lo tanto Nicolás y Teresa representan la verdadera crisis de España, la de la gente que ya no tiene valores, que no cree en principios y que ha perdido la ilusión, las ganas de emprender o la motivación de cumplir con el deber. Tenemos que pararnos frente al espejo, tranquilizarnos, reflexionar y decirnos “¿realmente soy lo que quiero ser?” porque en muchos casos, la respuesta os sorprenderá.

 


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