Me he parado a pensar en aquellos términos que inconscientemente equivocamos o que conscientemente manoseamos según nuestros intereses. Se ha dicho en alguna ocasión que "los poetas mueven el mundo"; aunque ya decía Pedro Ruiz: “Tengan cuidado con las palabras. Cuando las dicen, cuando las escuchan, cuando las leen”. Ahí van unos conceptos que a menudo se equivocan y que no es lo mismo uno que otro:
Profesor que maestro.
Enseñar que formar.
Estudiar que aprender.
Jefe que líder.
Mandar que dirigir.
Grupo que equipo.
Oír que escuchar.
Edad que experiencia.
Juventud que joven.
Vejez que viejo.
Sólo que soledad.
Conocer que saber.
Tener que ser.
Hablar que comunicar.
Callar que no comunicar.
Prisa que rapidez.
Dinero que rico.
Sabio que pobre.
Interesante que importante.
Conocido que reconocido.
Fama que reconocimiento.
Éxito que riqueza.
Tiempo que minutos.
Conciliación que ocio.
Trabajo que esclavitud.
Juez que justicia.
Política que democracia.
Estar que presente.
Faltar que ausente.
Seguro que sin riesgo.
Parado que vago.
Empleado que trabajador.
Matrimonio que pareja.
Libertad que ser libre.
Mayoría que democracia.
Ley que justicia.
Estar cerca que ser cercano.
Hacer un viaje que viajar.
...
Seguro que hay otras muchas. Deja la tuya. Paradojas. Me gusta lo que decía la cantante Abigail en Hilar tan fino: "Qué cerca estás que lejos te siento".
* A partir de hoy cada post finalizará con una canción. Platón decía: “La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo”; Yehudi Menuhin concluía: “Estoy seguro de que la buena música la vida alarga”; y Yuel-ji afirmaba: “La música es la armonía del cielo y de la tierra”. Para inaugurar esta sección, dejo Downtown, de Petula Clark.