No es país para viejos (Cormac McCarthy)

Estaba en casi todas las quinielas para el Nobel de Literatura. También en la mía. Pero finalmente Vargas-Llosa ganó a McCarthy. Me alegro mucho por el chileno, así que no ha pasado nada grave.
A pesar de que hace tiempo que vi la adaptación de los hermanos Coen, leer No es país para viejos me ha recordado cada una de las escenas. La película es muy fiel a su réplica escrita, así que, si buena es la película, mejor es el libro. De todas formas, quiero dar la enhorabuena a los hermanos por su magistral guión, capaz de mostrarnos a Chigurh (personaje interpretado por Bardem) con una vuelta de tuerca más, siendo todavía más inquietante que en el libro. Y eso es tremendamente difícil.
Volviendo a la parte escrita, no sólo no es para viejos, el país que retrata McCarthy tampoco es para mujeres. Es una novela tremendamente masculina, con diálogos que hielan la sangre, llena de sutilezas y mensajes. A mí hay un momento que me encanta, y que he vuelto a releer cuando he terminado la novela, que es la conversación que mantienen Moss y Wells en el hospital. Magnífico. Inquietante. Es una novela en la que pasa de todo y sin embargo parece que no pasa nada, como si los personajes no se movieran, sino que se dejasen conducir, cada uno por sus razones. Una de esas novelas que dejan una sensación pegajosa de que las cosas simplemente pasan y, como dice uno de ellos, ni siquiera te piden permiso antes de suceder.
Se merecía también el Nobel.