Lars Elling, “Tjeneste” (2013), eggoiltempera on canvas
No es suficiente con negarse a pensar en aquello que nos afecta, nos repudia o nos molesta.
Primero porque renunciar a pensar en algo que nos sucede, una idea que se nos presenta obsesivamente, un problema que nos avergüenza o un acto que preferimos ocultarnos a nosotros mismos y a los demás, puede afectar gravemente nuestra inteligencia.
Cuando no deseamos pensar en algo que roza lo reprimido, cuando nada queremos saber de ello, lo que estamos haciendo es reprimir nuestra propia sexualidad. Aunque nos sorprenda mucho, aunque nos riamos con incredulidad, sexualidad e inteligencia están estrechamente unidas. Por ejemplo, para no pensar en un pequeño aspecto de nuestra vida, tenemos que dejar de pensar en todas las cosas que con él están relacionados o nos lo recuerdan: por similitud, por relación directa o por simple proximidad. Entonces, lo poco se transforma en mucho.
Recuérdelo, limitando nuestra sexualidad limitamos aspectos insospechados de nuestra vida.
Y finalmente, no es suficiente porque mirar para otro lado no sirve para nada en la resolución de ninguno de los problemas que nos afectan. Sería una grave ingenuidad creer que como no sabemos de dónde han venido nuestros problemas, algún día se irán del mismo modo.
Consulte a un especialista. Pensar sólo es posible con otro.
Ruy J. Henríquez Garrido
psicoanalista