Revista Coaching

No estas postergando tu emprendimiento, lo que postergas es ser feliz

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

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por Luis Samanamud

Para iniciar un emprendimiento por Internet hace falta herramientas, el costo de estas herramientas es muy bajo, pero aun así muchas gente se detiene en el sueño de un futuro feliz sin ponerse en acción de inmediato. Esta tendencia a a postergar, diferir, procrastinar, aplazar cosas importantes es muy común y hay que tomar las riendas.

Hay quien piensa que se trata de flojera, pero en realidad es mucho más complejo. Hasta un premio Nobel como George Akerlof admite haber caído en ello!! Por eso, si estas en el tramite de salir adelante con tu emprendimiento es importante que te informes bien cuanto puede estar afectándote la postergación.

¿Cuantas cosas estas postergando?

Cuando tienes un proyecto grande o importante quizá te des cuenta o valores mas lo nocivo de la postergación, y si sientes que es un poco pesado cumplir con esas tareas lo que realmente tenemos en manos es un habito de postergar, que puedes no estar dando importancia porque hasta ahora postergas solo cosas pesadas e incomodas.

Cuando este habito toma control de tu vida, puedes incluso estar involucrando incluso las relaciones personales (no poder terminar con relaciones sentimentales destructivas), postergar un proyecto, una carrera, una conversación importante con el jefe o la pareja, o decisiones que son trascendentales para nuestra vida, nuestros anhelos… Entre los mecanismos que usamos para no afrontar la tarea figuran: el escape, la distracción, la trivialización, e incluso el humor.

En el mejor de los casos hacemos las cosas en el último minuto, cuando ya casi no queda tiempo, tal vez porque consideramos que así seremos más eficientes (sin contar con el estrés y la ansiedad que ello nos genera) o porque estamos esperando una oportunidad más propicia…y no llega; o tal vez terminemos haciendo algo mediocre.

Lo que viene a continuación es la frustración o la decepción, cierto arrepentimiento y toda una serie de justificaciones: somos más efectivos postergando y justificando, que enfrentando el reto. La consecuencia es un cúmulo de emociones que en general nos hacen sentir peor. Hay muchas recomendaciones que apuntan a que se trata de un problema de gestión del tiempo, pero más allá de eso hay otros factores que pueden estar impulsándonos a diferir nuestras propias necesidades, lo que el alma nos está pidiendo.

Entre las muchas cosas que la postergación puede estarnos diciendo de nosotros mismos figuran:

1.- Que nuestro emprendimiento es como demasiado grande, compleja, pesada o aburrida.

Ciertamente hay personas de una incuestionable capacidad de trabajo que han reconocido sentir pereza ante la perspectiva de un nuevo proyecto de emprendimiento, como lo señala Amy Gallo en el blog del Harvard Business Review.

Algunas tareas cotidianas nos resultan pesadas, incomodas y si tenemos otras cosas que hacer comenzamos con las que más nos gustan, o incluso nos las inventamos, preferimos llenar nuestro tiempo con otras actividades más placenteras o de gratificación inmediata que asumir la que no nos gusta.

Según señalan los expertos en la materia las tareas domésticas y rutinarias representan la forma más común de postergar, pero tal como lo apunta el psiquiatra Ned Hallowell posponer las tareas no te libera de ellas, hacerlas si.

2.- Que primero debemos cumplir con lo establecido

Por ejemplo en las mujeres es muy común que las necesidades de toda la familia estén antes que las suyas en la escala de prioridades; sin embargo, también muchos hombres pueden colocarse en el último lugar en la lista de prioridades por una mal entendida amabilidad, complaciendo a los demás siempre o para ganar aprobación.

Otra razón de la que habla la psicóloga argentina Liliana Mizrahi es que ancestralmente la mujer se ha dedicado a apoyar al hombre para que sea exitoso, no para ser ella la emprendedora exitosa y ello pesa en el comportamiento femenino actual.

3.- Que tienes una muy fuerte falta de autoestima

Podemos decir que si estas de postergación en postergación de tu emprendimiento es que no te quieres lo suficiente, que aun no tienes ese amor propio que te haga trabajar con optimismo para ser cada día mejor.

No estamos del todo conscientes de esa falta de autoestima que nos hace dudar de que seremos capaces de hacer un buen trabajo, obra, proyecto… o por miedo a no poder controlar todos los aspectos involucrados en el resultado.

Postergar puede incluso darnos la escusa perfecta, “lo habría hecho mejor pero no tuve tiempo-” Algunos expertos consideran que ello nos conduce al victimismo. Piers Steel ha relacionado la postergación crónica con la falta de autoestima y ausencia de una influencia de modelos de conducta positivos en el entorno, mientras algunas personas conservan creencias que estigmatizan su comportamiento.

El escritor británico canadiense Malcolm Gladwell coincide en que el entorno del individuo tiene mucho que ver con la autolimitación, el victimismo, la procrastinación sin que seamos conscientes de ello. Estos casos requieren tal vez de apoyo para superar mecanismos que se han perpetuado por generaciones.

4.- Que te consideras muy listo y puedes permitirte un exceso de confianza

Muchos emprendedores se limitan a consumir información, creemos que seremos capaces de controlar todos los factores que intervienen en el momento en que decidamos actuar, aunque sea a último minuto. Eso le genera una cierta adrenalina a algunas personas  ¿sentirse en el borde del precipicio y salvarse los convierte en héroes?

5.- Que definitivamente nos falta motivación

Un emprendimiento no es hacer todo nosotros, hay que aprender el arte de delegar, porque es cierto que algunas tareas nunca nos van a motivar porque tal vez son aburridas o no nos ofrecen una recompensa que nos impulse a realizarlas. Pero necesitamos cumplir y librarnos de ellas y la buena noticia es que podemos crear la motivación a través de recompensas.

La propia sensación después de la acción puede desencadenar motivación y ambas se retroalimentan. Si es que hemos perdido la motivación por cualquier tarea entonces de lo que se trata es de algo más que postergar…

6.- Creemos que el emprendimiento exitoso  es cuestión de suerte

O quizá tengas la creencia de que no te mereces ser un emprendedor exitoso, puede ser de forma inconsciente. Por eso, si consideramos que no tenemos suerte entonces tal vez no hagamos el esfuerzo necesario para lograr nuestras metas, o al primer obstáculo nos desanimamos. Y si en realidad se trata de algo más que suerte? ¿y si lo que necesitamos es perseverar o ver las cosas desde otra perspectiva?

7.- Que tenemos un fuerte miedo al fracaso

Este es uno de los aspectos que comúnmente señalan los psicólogos, que se han interesado en abordar este tema por el componente de irracionalidad que entraña. Es probable que lo que estemos evitando es fracasar, pues nuestra autoestima se vería afectada, en vez de considerar que el intentar algo aunque no resulte exitoso siempre implica un aprendizaje.

8.- Que solo admitimos la perfección

Este también es un componente irracional que nos limita por el afán de hacer las cosas perfectas en vez de considerar el emprendimiento como un proceso donde necesitamos ser parte de un equipo proactivo, donde el error es parte del aprendizaje y progreso continuo. Esta conducta puede también estar conduciéndonos a perder oportunidades importantes.

9.- Tal vez queremos evitar conflictos o sentirnos mal

Ciertamente es bueno respirar antes de reaccionar pero postergar ad infinitum un proyecto o problema no nos libera de él, al contrario puede incluso empeorar, puede entrañar rabia pasiva.

10.- Que tenemos problemas con la autoridad

En algunos casos la postergación puede implicar una cierta resistencia hacia esa figura de autoridad que puede estar presionándonos para hacer algo o por el contrario nuestra idea de hacer algo que nos place choca con las creencias que esa persona tiene.

11.- Que tenemos el síndrome de la mente voladora

Nos pasa a muchos emprendedores, de pronto nuestra mente se vuelve como una ametralladora y nos surgen nuevas ideas con tal rapidez que nos impide darles forma y materializarlas antes de que surja el aburrimiento y la sustituyamos por una idea más atractiva.

Ahora bien, ¿qué pasaría si hiciéramos lo que en realidad tenemos que hacer, si alcanzáramos el éxito, si nos enfrentáramos a nuestros miedos y los venciéramos?

¿Qué tal si asumiéramos más riesgos por el bien de nuestro emprendimiento? Podríamos fallar pero también acertar ¿Cómo nos sentiremos cambiando nuestra historia de eterna justificación por una de logros, aprendizaje, satisfacción?

Afortunadamente podemos cambiar y para ello lo más importante de todo es el compromiso con nosotros mismos, con recuperar el control y permitirnos arriesgar para ser felices, exitosos, sentirnos bien con nosotros mismos.

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