La SOPA no es solo un rico plato de nuestra dieta mediterránea que nos gusta tomar en invierno, sino que es el acrónimo de Stop Online Piracy Act. Como relata Antoni Gutiérrez Rubi, la ley que ha intentado impulsar Obama fue frenada, ayer, por un acto reivindicativo en la red.
Pero Antoni creo que se equivoca en llamar a este acto “huelga de internet”. Aunque es cierto que decenas miles de usuarios de internet actuaron contra la SOPA, miles millones de estos usuarios continuaban utilizando internet y miles de millones de páginas webs seguían funcionando perfectamente. La “huelga de internet” sin quitar el éxito de seguimiento de decenas de miles de personas, no fue un éxito.
Una huelga de consumo ha de hacerse notar en las cuentas de resultados de ese día de a quien va dirigida o en los niveles de consumo generales. Cuando una huelga de consumo la sigue un 1% de los usuarios, la huelga es un fracaso. Igual que si una huelga laboral en una empresa, esta no alcanza una cierta masa crítica, la huelga es un fracaso, las huelgas de consumo que no alcanzan cierta masa crítica son ineficaces.
Eso no quita que como movimiento ciudadano sea importante, cualquier cosa que movilice a decenas de miles de personas es relevante y la capacidad de focalizar esfuerzos en un solo día ha sido un acto bastante importante. Ahora bien, como huelga, no funciona. Un gobierno no se verá presionado por “la reducción de consumo”, si acaso por la presión social y el desgaste político (pero cuando hablamos de un universo electoral como el de EEUU de más de cien millones de electores, el desgaste de unas decenas de miles distribuidos por todo el territorio es casi inapreciable).
Lo que sí ha llevado a la administración de Obama a rectificar ha sido el cierre patronal que han hecho algunas grandes de internet. La amenaza de Google de cerrar sus servicios, o el apagón de la wikipedia realmente es algo que sí afecta a miles de millones de ciudadanos, es algo que se puede notar y realmente afecta al consumo y al uso que realizan de internet miles de millones de usuarios de internet. Ante eso Obama ha de ceder.
No es una huelga sino un lock-out, cierre patronal. Lo temible de todo esto no es que las empresas que hayan promovido este lock-out sean superprogres y apuesten por una visión más justa de internet, cosa por la que aplauden hoy que se haya frenado la SOPA. Lo temible es que un número muy reducido de empresas tienen una gran concentración de poder y ninguna fuerza puede contrarestarles. Hoy sin Google no hay internet. Puede que cuando estas empresas y sus intereses comerciales coinciden con “la visión libertaria” de internet nos guste, pero los intereses de Google, no nos engañemos no son los de la sociedad.
Para mí es temible que un conjunto muy pequeño de empresas tenga la capacidad de condicionar de forma dramática y radical las leyes de la nación democrática más importante del mundo. Esto nos acerca más al gobierno de las corporaciones que a la utopía de la democracia deliberativa.
Comparteix/Comparte