Revista Diario

No hay una manera correcta de sentir

Por Emmaamme

No hay una manera correcta de Sentir. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos, con lo que sabemos, con lo que nos han enseñado, con lo que hemos aprendido. No hay una manera correcta de Vivir. No hay una manera correcta de nada.

Cada uno tenemos la nuestra, aquella que nos va bien, aquella que destila esas heridas que tanto nos sangraron y que aún creemos que nos persiguen. Ya no están. Se quedaron en el pasado y cada vez que las recordamos las traemos al presente, las hacemos latir abriendo de nuevo unas cicatrices que están más que caducadas.

Ese Vacío que sentimos es la llamada de nuestro Corazón para que le hagamos caso de una vez por todas. Llevamos mucho tiempo abandonándolo, desde que nuestros ojos empezaron a cegarse por una oscuridad en la que no elegimos habitar. Le encerramos en una caja para protegerlo y nos olvidamos de volver a abrirla cuando ya el peligro se había esfumado. Por nuestras venas corren tantas lágrimas acumuladas que ahogan cada rincón de nuestra Alma. Nos tragamos con patatas una historia para no dormir que llevamos a cuesta cada minuto de cada día de cada año que vemos pasar. Ni siquiera somos conscientes que la mochila que arrastramos está llena de “nada”.

No sabemos quienes somos porque nunca nos hemos parado a sentirnos, a sentirnos de verdad. Cada vez que nos quedamos a solas con nosotros mismos es como si saltáramos a un pozo sin fondo, donde sólo vemos soledad. Y salimos pitando, nos asustamos del reflejo de un rostro que desconocemos porque jamás nos hemos “visto”, porque nadie nos enseñó  a mirar.

Creemos que para Amar hay que sufrir, hay que esforzarse, hay que luchar, que te tienen que doler hasta las entrañas, que hay que aguantar. Que si no lo haces rompes una familia, que lo que menos importa es tu felicidad, tu Paz, que si tú vas antes que los demás eres una egoísta, que nadie más te va a soportar. Y con esa Creencia que nos hicieron creer… nos engatusamos, nos quedamos donde no queremos, aguantando lo inaguantable, repitiendo patrones, disfrazándonos de normalidad. 

Y cuando decimos ¡Basta ya!, cuando llegamos a nuestro límite de sufrimiento, cuando el miedo ya no nos puede ganar, entonces es cuando, por fin, nos atrevemos a romper nuestras propias cadenas y a volver a empezar. 

Es un antes y un después. Comienzas un nuevo camino en el que tienes que aprender de nuevo a respirar. Eres un bebé que acaba de nacer y al que es necesario proteger, acunar, alimentar, abrazar, besar y Amar, y sólo tú puedes hacerlo porque es a ti a quién te reclama, por quien ríe y por quien llora, por nadie más.

Llevas mucho tiempo preocupándote de los demás, complaciéndoles, dejando de ser tú para que ellos puedan ser otros, apostando por ellos, renegando de ti. Llevas demasiado tiempo sin escucharte, sin hablarte, sin respetarte. No sabes cómo hacerlo. No sabes por dónde ir, por dónde girar ni dónde estacionar. Da igual. Sólo da un paso adelante. Y luego otro. Y otro más. El camino se te irá mostrando. Sólo tienes que confiar.

Permítete Sentirte. Permítete llorarte, alegrarte, enfadarte, derrumbarte, caerte y levantarte. Permítete Ser lo que estás siendo sin pretender ser otra cosa que no eres en este momento. Permítete elegirte a ti. Permítete vivirte sin culparte, sin avergonzarte, sin condenarte y sin limitarte.

No hay una manera correcta de sentir. No hay una manera correcta de Ser. La tuya es tan perfecta como la mía. Nada es bueno. Nada es malo. Todo está bien tal y como está, tal y como Es. Suelta esos pensamientos que te etiquetan, que te mantienen encerrada en la dualidad. No te los creas. No son la Realidad.

Descubrirte es el viaje más apasionante, más Bello que puedes realizar. De no sentir nada a sentirlo todo. De no amar nada a amarlo todo. De no emocionarte por nada a emocionarte por todo. Hacer de la vulnerabilidad tu tesoro más preciado y de la soledad tu mayor compañía. Transformar la tristeza en ternura y el sufrimiento en compasión, a tu enemigo en tu gran maestro y a tu sombra en la Luz de tu Corazón. 

Hacemos lo que podemos. Hicieron lo que pudieron…

Tu Vida, tu Responsabilidad. 

Ha llegado tu hora.

El poder ya lo tienes tú.

¿Qué vas a hacer con él?


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