Hoy he despertado muy temprano. Es una réplica sin la intensidad de los madrugones de los días laborables, que se alarga por inercia hasta el sábado. Buscaba un tema para la entrada de hoy mientras tomaba un café con leche bien cargado y escudriñaba, con las primeras nubes del día, al mosquito feroz que me ha acribillado y que espero que muera en poco rato de indigestión. Pensaba, según iba divagando, en el tema del post de hoy. Una lástima. No se me ha ocurrido nada gracioso, agudo, ingenioso ni suficientemente importante ni suficientemente banal. Me ha venido la no-inspiración y, en lugar de ocurrírseme algo sobre qué escribir, ha crecido una idea sobre la que no escribir.
Back to black... Foto: Ismael Herrero (Efe)
Por eso no escribiré sobre el próximo 20-N, cuando hordas de gaviotas hondeen al viento por los cielos celebrando la victoria. Zapatero les ha puesto en bandeja la excusa democrática para salir en orgulloso paseo triunfal, como cada año hacen ese día los nostálgicos del régimen. Ahora se confundirán unos y otros, entremezclándose bajo el mismo ideal. Nostálgicos por un lado y ansiosos por todas partes por dar un buen bocado a las migajas que quedan, como ese mosquito perverso que ha atormentado mi despertar. Todos ellos volviendo por sus fueros, celebrando esa fiesta de la democracia con sus estandartes, pendones y peinetas. El régimen que va a venir luego será ya insoportable y, desechado ya el talante como ineficaz, sin máscaras, nos pondrán a una dieta más dura todavía si cabe. Si hasta ahora nos hemos enterado de lo que vale un peine, ahora nos vamos a enterar de lo que vale una peineta. Pero hoy la no-inspiración no me deja escribir sobre todo esto.