Revista Opinión

No, la derecha fascista europea NO es un modelo para nosotros

Publicado el 07 julio 2022 por Liberal

Todos mis lectores saben, si son honestos, que llevo años y años en esta misma página web denunciando, una y otra vez, el giro que la derecha occidental ha estado dando en las últimas décadas. Lejos de mejorar, las cosas han empeorado, desgraciadamente. La derecha occidental actual, en términos generales, es populista, chillona, conspiranoica, y, cómo no, aislacionista. Una de las últimas manifestaciones de este fenómeno problemático es el constante coqueteo de la derecha con el Primer Ministro húngaro, Viktor Orbán. En la última conferencia conservadora de CPAC en Budapest, lo trataron como si fuera una estrella de la música rock, demostrando el papel exagerado que Orbán y Hungría ocupan en la mente de los conservadores americanos actuales. Ya vengo diciendo desde hace años, que la derecha americana, junto con la izquierda, están cada vez más «europeizadas». Ya no tenemos aquella América de la postguerra en la que demócratas y republicanos se sentaban a la mesa a negociar y estaban de acuerdo en lo más fundamental: el patriotismo, el atlantismo, y los valores constitucionales. Ahora tenemos un EEUU más «europeo»: un país más envejecido, cínico, amargado, muy enfrentado entre los partidos hasta tal punto que si tienes una opinión diferente a la de otra persona en otro partido, se te trata como «enemigo» total para abatir. Al igual que Europa, también es un país mucho más ateo de lo que fue hace décadas. Aunque, hay rincones donde todavía esto no es cierto. Pero, lo cierto es que Orbán NO es para nada compatible con los valores que debemos defender como liberales y personas que somos defensoras de la libertad (valga la redundancia). Orbán es un oportunista que entiende muy bien a su electorado, ciertamente, y ha cambiado las reglas del juego para su ventaja, con el beneplácito de, cómo no y como siempre, las autoridades europeas. Hungría ciertamente se ha currado una imágen cuidadosamente «tradicionalista» y contra «los globalistas». En realidad, es un país que está muy lejos de ser un modelo para nosotros los liberales.

Tranquilitos, estimados lectores. Yo no soy ningún «woke» escandalizado por los ataques de Orbán contra las vacas sagradas de la progresía falsa.

“Hungría es el laboratorio”, dijo el Sr. Orbán a CPAC, “donde hemos logrado encontrar el antídoto para el dominio progresista”. Por cierto. La ley de Florida, respaldada por el gobernador DeSantis, que prohíbe enseñar sobre orientación sexual o identidad de género en primaria e infantil copia una legislación similar en Hungría.

Cuando DeSantis suspendió algunos de los privilegios fiscales de Disney en respuesta a la propaganda de orientaciones sexuales y de género no tradicionales por parte de la empresa, Orbán prohibió los estudios sobre género en las universidades húngaras.

Si crees que la politica se reduce a guerras culturales, entonces sin lugar a duda Orbán es lo tuyo. Sin embargo, al considerarlo un modelo político, debes también descartarte como liberal y como capitalista defensor del atlantismo. El gobierno de Orbán ha utilizado medidas tales como controles de precios, monopolios creados por el gobierno y tasas ad hoc sobre empresas de propiedad extranjera. Ha revocado arbitrariamente las licencias de transmisión de los medios de comunicación críticos con su gobierno y ha alentado la concentración de la propiedad de los medios en manos de una “fundación” nebulosa administrada por sus compinches. ¿Es ese tu liberalismo?

La derecha, tan preocupada por el control de los progresistas estadounidenses sobre las principales instituciones políticas, legales y culturales de la nación deberían ser los primeros en reconocer un patrón similar en Hungría, con el Sr. Orbán, no la izquierda, en control. La Freedom House clasifica a Hungría como un régimen híbrido, con elecciones en su mayoría libres pero injustas, un poder judicial politizado y libertad de prensa limitada. NO quiero ese modelo ni es legítimo para nosotros los liberales.

Una cosa es elogiar a Hungría desde la comodidad de tus protecciones constitucionales , y otra cosa muy distinta es sufrir la versión húngara de la «cancel culture», en la que expresar una opinión crítica contra Orbán puede provocar a la pérdida del empleo, el acoso y operaciones encubiertas manejadas por el Estado húngaro.

¿Qué más hay en detrás del «conservadurismo» de Hungría? El candidato republicano de Ohio al Senado, J. D. Vance, ha hablado muy bien de la política familiar de Hungría, que otorga generosos beneficios para los padres. Sin embargo, la tasa de natalidad de Hungría apenas ha cambiado. De hecho, sigue estando por debajo de la tasa de natalidad en EEUU.

El famoso presentador de la Fox News, Tucker Carlson, está enamorado de las políticas contra la inmigración de Hungría. Al margen del caos de 2015 y la actual ola de refugiados de Ucrania, Hungría no es un destino muy atractivo para los inmigrantes. De hecho, la población de Hungría se ha reducido cientos de miles de personas debido al envejecimiento y la emigración, así como también los inmigrantes se han dado cuenta que allí sufren violencia por su aspecto físico. Por supuesto, todo esto con el beneplácito de la «Unión» Europeda. Hazme un favor: si ese es tu modelo, no te hagas llamar liberal. No eres aliado mío para nada, ni eres defensor de las libertades que Dios nos ha dado.

¿Soberanía nacional? Es difícil tomar en serio los piropos del Sr. Orbán al estado-nación dado su propio revisionismo que quisiera ver el Tratado Trianon de 1921 revisado y los territorios de los países vecinos devueltos a Hungría. Su euroescepticismo, mientras tanto, me provoca la risa por el hecho de que Hungría se encuentra entre los mayores receptores de fondos de la UE per cápita, recaudando más de 500 euros por persona. Si es que…todo esto, encima, cuando Hungria comete violaciones flagrantes de los derechos de personas en cuanto a tránsito, movimiento y libertades, violando las propias leyes de la Unión Europea.

Si te gustan las políticas internas idiosincráticas de Orbán y quiere etiquetarlas como “conservadurismo”, que así sea. Dejando a un lado la palabrería, Hungría sigue siendo uno de los países más prorrusos y prochinos de Europa. Apenas hace unas semanas, Orbán consiguió una excepción en el último paquete de sanciones de la UE contra Moscú que garantiza que Hungría pueda continuar recibiendo petróleo ruso a través de sus oleoductos. Es obvio que cuando se es un indeseable, hay que buscar amigos que también son indeseables. Como Orbán no puede sentarse a la mesa del club de los que tienen éxito, tiene que buscar alianzas en China, Brasil, Rusia, e Irán o Turquía. Al igual que con Donald Trump, todo esto se reduce a un «show» unilateral de personalismo barato. Con razón a la derecha actual le gusta tanto Orbán, pues ven en él un espejo europeo de Trump. Por cierto, al igual que Trump que dijo «yo les detuviera primero» (a los que tienen armas) y «luego haría las preguntas», en Hungría también hay un control férreo sobre las armas y, por supuesto, no existe el derecho a la legítima defensa ni ningún tipo de control sobre la policía. ¿Es ese tu liberalismo, imbécil?

Su nuevo ministro de Defensa, Kristóf Szalay-Bobrovniczky, tiene amplios intereses comerciales en Rusia. El gobierno húngaro incluso hizo todo lo posible para frenar las sanciones previstas por la UE contra el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kirill, conocido por su debilidad por los relojes de Breguet.

Hungría también fue uno de los primeros países europeos en unirse a la iniciativa de la Franja y la Ruta de China y mantiene una asociación estratégica con Beijing en campos que van desde la producción de vacunas hasta las industrias digitales.

El Sr. Orbán ridiculizó e ignoró las advertencias de la administración Trump sobre los riesgos de seguridad que plantea Huawei. El gigante chino también estableció un centro de Investigación y Desarrollo en Budapest en 2020 y Orbán trató de atraer, ante una gran manifestación pública de rechazo, a la Universidad Fudan de Shanghái para que abriera un campus en Hungría.

Hungría es un etnoestado internacionalmente aislado y demográficamente perdido. Su política no es más que los delirios de una grandeza pasada y buscar «inspiración» en eso es el lugar equivocado para buscar respuestas sobre el futuro de la democracia. Cuanto antes se den cuenta los enamorados de Orbán de están siendo engañandos, mejor.

Mientras tanto, los retos para los liberales son muchos. América y sus aliados han derrochado muchísimo dinero provocando inflación y por supuesto, ahora no queda otra que la recesión para enfriar esta locura. La OTAN se ve envuelta en una lucha contra las injerencias rusas, en una de las peores batallas en Europa desde 1945, que ha provocado muertes, destrucción, y consecuencias económicas globales. Es lo que tiene el precio del aislacionismo tan «a la mode». Entre todo esto está, también, CHINA. China es la amenaza existencial para Occidente.

He estado leyendo el famoso artículo de Henry Luce titulado «American Century» y por supuesto, comparto sus observaciones porque las amenazas de entonces eran igual que las de ahora en el sentido de la lucha entre ser un país libre, y un país que NO lo es. Me enteré que Henry Luce era hijo de presbiterianos, aunque para nada me sorprende ese dato ya que los presbiterianos hemos tenido muchísima influencia sobre la política exterior americana de los últimos siglos, gracias a nuestra tradición «whig» y, cómo no, algo «mesiánica». Hoy por hoy, en EEUU, todavía existe la infección del aislacionismo, y son muchísimos los que me espetan eso de «a ver Alfred, aquí hay muchos niños pobres, que pasan hambre. ¿Por qué tengo que preocuparme de un ucraniano o un africano en países que ni conozco?» Lo «curioso» del caso es que quienes dicen eso, también suelen ser los que más piden «liderazgo fuerte y serio» en EEUU. ¿Cómo vas a ser un líder capaz si solo te limitas a dirigir un desfile sin saber hacia dónde vas? ¿Qué es el verdadero liderazgo americano dentro del liberalismo?

A ver, quítate esa idea falsa de la cabeza de que, desde la independencia de EEUU, el enfoque ha sido exclusivamente doméstico y que solo después de las guerras mundiales, las cosas cambiaron. No. La transformación de 13 colonias débiles a un gigante internacional no fue una cosa «de estar en casa», ya que desde el principio, EEUU ha estado involucrado en conflictos extranjeros. Ya comenté en este blog sobre una famosa instancia histórica en este artículo controvertido para muchos. Luego por supuesto está la expansión territorial de EEUU, que culmina con el control sobre Alaska, Hawaii, Puerto Rico y Filipinas.

No, lo siento. Por más vueltas que le des, la historia de EEUU para nada es la historia de un pueblo aislacionista sino realmente es la expansión más exitosa y duradera desde la Roma antigua. Las capacidades económicas impresionantes que resultaron del crecimiento territorial, la llegada de emprendedores holandeses, alemanes, británicos y franceses a estas costas, junto con ese compromiso con la libertad constitucional, comercio libre, viajes y telecomunicaciones realmente creó la base del liderazgo americano…en palabras más crudas: el espíritu inquieto protestante. Tú le dices a un europeo del montón que te mudas mucho, y se queda estupefacto….mientras que EEUU sigue siendo el país del mundo donde más las personas cambian de zona geográfica. Los europeos dirían que los protestantes son unos «desarraigados», pero realmente lo que somos es oportunistas: vamos allá donde podamos ganar más dinero y estar más a gusto. Los europeos no saben llevarse bien y por eso tuvieron 3 guerras calientas, empezando con la de 1870 entre los franco-prusos, y acabando en la guerra fría del siglo XX, cuando se acaban los imperios europeos y se convierten, allá en Europa, en sociedades estancadas, envejecidas, decadentes, socialistas a ultranza, y contrarias a las libertades que gozamos aquí.

Sólo queda el imperio chino. La cuestión principal hoy es si queremos continuar con este estílo de vida que disfrutamos, actuando en nuestros propios intereses, con ALIADOS, para proteger contra amenazas en común. Es FALSO decir que le puedes dar la espalda al mundo sin consecuencias domésticas. Tenemos que ejercer el liderazgo porque NO CABE OTRA, no porque nos sintamos «caritativos» hacia los demás. Créeme que a mí un europeo no me da lástima, ni tampoco nadie realmente. Se trata de mantener nuestros intereses financieros ante todo, y también políticos. Nadie más nos va a proteger nuestras libertades y finanzas. Dios me libre que mi dinero estuviera en manos de los políticos europeos o chinos o rusos. La ausencia del liberalismo americano produce anarquía y surgen poderes hostiles que buscan avanzar sus propios intereses, para nuestra desventaja en Occidente.

EEUU debe aún ser capaz de CASTIGAR las agresiones unilaterales como siempre había hecho incluso hasta con Obama en parte, y dejarse de teorías estúpidas y europeas sobre «derechos sociales» y demás tonterías. Por supuesto que a mí Biden no me da ninguna confianza en nada de esto. Tampoco me le da el Partido Republicano actual, tomado por pirados, al igual que los demócratas que sufren la presencia de los «woke» y de gente indeseable como la tal Ocasio Cortez.

La OTAN no está tan comprometida con Ucrania como nos dicen; Aparentemente, no tiene idea de que la expansión insensata de la oferta monetaria ha creado la inflación que ahora pone en peligro la economía global, y aún está por verse si Biden comprende la amenaza de China. No lo creo, teniendo en cuenta los intereses de su hijo delincuente. La verdadera prueba del liderazgo de EE. UU. no radica en comportamientos teatreros en el ámbito internacional, como eso de la Cumbre de las Américas. Los liberales de todos los partidos tenemos que realmente dar una guerra sin tregua sobre temas que no parecen tan importantes pero son determinantes: el presupuesto federal, por ejemplo. Una de esas luchas en curso es sobre el tamaño del presupuesto de defensa, que ha sufrido durante 30 años desde el colapso de la Unión Soviética. Con el supuesto «dividendo de la paz» gastando en áreas no defensivas, la capacidad de Occidente para disuadir y resistir las crecientes amenazas globales no ha seguido el ritmo de la realidad. Lo siento, pero eso lo lamento muchísimo.

Es importante que se reduzca de forma drástica el gasto social para combatir la inflación, pero a la vez, se debe aumentar notablemente el presupuesto en defensa para hacerle frente a las amenazas exteriores. Actualmente, no hay ningún candidato que trate este tema.

Mi mensaje, no obstante, es este: la única libertad realmente posible es la que se encuentra dentro de un marco jurídico firme, y con equilibrio de poderes. Este modelo realmente solo persiste en Estados Unidos y, en menor medida, Reino Unido. También algunos países nórdicos tienen variantes, así como Holanda. Nuestro modelo, como liberales, no puede ser la Hungría de Orbán, ni mucho menos el populismo de ningún tipo, ni el identitarismo a ultranza. Hay una gran diferencia entre tu identidad personal y el pretender codificarla políticamente. No podemos ser aislacionistas tampoco: tenemos pendiente el reto de Irán (mi deseo es un castigo muy duro a Irán), el peligro ruso y chino, y, dentro de nuestras fronteras, lo diré alto y claro: la amenaza de la derecha e izquierda populista. A esos movimientos, me temo, no queda otra que aplastarlos y que sufran muchos años en la cárcel si cometen delitos políticos.


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