Por: Pablo Spezzano
Por un lado, Grondona, quien hace y deshace a gusto. Y por el otro, los demás dirigentes del fútbol de nuestro país, que no hacen otra cosa que agachar la cabeza, mirar hacia adelante y votar a favor de cualquier propuesta, inclusive las insólitas.
Las instituciones modelo de los últimos años obedecen sin objeción alguna los dichos del presidente de la AFA. Nadie se opone, nadie se queja. Sólo alcanza decir que el anuncio tuvo nada más que cuatro abstenciones: Vélez, Newell’s, All Boys y Lanús.
Sorprendentemente, hasta los directivos de Boca, Racing, Independiente y San Lorenzo votaron a favor de la unificación de la A y la B.
San Martín (SJ), Belgrano, Unión y Atlético Rafaela lucharon para ascender durante años, y ahora, en un cerrar y abrir de ojos, los quieren poner otra vez a compartir escenarios con equipos de otra categoría (sin oposición de sus presidentes pero seguramente sí de sus hinchas).
Huracán, Gimnasia, Quilmes y, sobre todo River, que sufrieron y bajaron al “infierno” futbolístico, vuelven a subir sin esfuerzo alguno.
Al mismo tiempo, están los otros, aquellos que pueden tocar el cielo con las manos. ¿Se imaginan a Guillermo Brown, Desamparados o Patronato, en la máxima categoría?
Así estamos, con una selección que no gana un título hace 18 años, con técnicos que no están a la altura y con jugadores que no sienten la camiseta. Nada es casualidad y si seguimos así, corremos el riesgo de perder lo más valioso que tenemos: los hinchas.