Revista Medio Ambiente

¡No me cuentes tus historias de terror!

Por Valedeoro @valedeoro

truco de convivencia

Estoy embarazada y se nota. Se nota tanto, que hasta personas casi desconocidas en la calle me felicitan para acto seguido contarme del parte horrible de 36 horas de la hermana de un amigo del vecino suyo. La información de que estoy esperando gemelos desata todo tipo de historias de terror: desde lo horrible que me sentiré en el tercer trimestre pasando por descripciones gráficas de partos prematuros, cortes, cesarías hasta el pésame porque no dormiré hasta el 2018.

No importa que ninguno de estos dramaturgos haya parido gemelos ni conozca a alguien cercano que los hayas tenido. Todos coinciden de que un embarazo de gemelos es su invitación personal a confirmarme que una y otra vez que lo voy a pasar ¡FATAL!

El morbo de los dramas ajenos

Imagino que estos comentaristas han visto demasiadas series de hospitales. Quizás su vida es demasiado aburrida y necesitan una distracción. Y seguramente que en ningún momento se han puesto a pensar qué efecto tendrán sus descripciones coloridas (y doloridas) sobre mi, la que supuestamente sufrirá todas aquellas aflicciones en su propia carne. En su mente yo soy la pantalla sobre la que se puede proyectar todo tipo de drama, compartiendo la emoción con “la protagonista”, mientras ellos mismos corren cero riesgo.

Mi embarazo me ha convertido en la atracción principal de un parque temático para los aficionados del terror y mi único remedio es o ignorarlos o confrontarlos directamente con la pregunta del millón: ¿Qué pretendes?

¿Te gusta la idea de que voy a sufrir?

Hay días que estoy más benévola que otros y lo dejo pasar. También hay días que estoy harta de que todos tienen una opinión sobre cómo, cuándo y dónde será (o debería ser) mi parto, complicaciones incluidas. Así que pregunto directamente: ¿Que pretendes conseguir con tus historias? ¿Quieres generarme ansiedad? ¿Te gusta imaginarte que voy a sufrir? ¿De qué te sirve concentrar todas tus energías en el resultado más negativo posible para mi?

Sé que no hay respuesta, tampoco no la exijo. Lo que espero en el fondo es que la persona empiece a pensar antes de hablar, que tome en cuenta que sus palabras tienen efectos y que el catastrofismo, por emocionante que sea, puede contagiar y envenenar.

No tengas duda, estoy muy consciente de que dentro de unos meses voy a parir y sin duda tengo mis preocupaciones personales. Conozco todas las estadísticas de cesarías del sistema de salud español, estoy consciente de todos los riesgos inherentes de un embarazo gemelar y mi cabeza incluye una enciclopedia de estrategias e información científica para antes, durante y después del parto. Son emociones normales, y sobre todo muy personales. Estas emociones, miedos y esperanzas las comparto con mi pareja, no con el guionista de terror de turno.

[Además, a partir de Septiembre contaré con el apoyo de Lorena Moncholi que que me enseñará a crear el plan de parto desde un punto de vista jurídico para poder navegar la experiencia de parir en un país que no es el mío con el máximo de información posible.]

Si no puedes aportar algo positivo… ¡cállate y sonríe!

Estas interacciones me están enseñando algo importante: evaluar mis pensamientos antes de lanzarlas al mundo. Parecido con el ejercicio de los 21 días sin quejas, ahora estoy haciendo un esfuerzo consciente de no cometer el mismos error que tanto critíco en los que comentan mi embarazo.

No participaré en las discusiones de lo mal que mi hermano lo pasará cuando su esclerosis múltiple se empeora. Permitiré que mi amiga tome sus propias decisiones en relación a su hábito de fumar para celebrar sus éxitos, sin interferir con historias de cancer de pulmón. En los cumpleaños felicitaré al cumpleañero sin previsiones de cuántos años le quedan por vivir ni deseos de que “ojalá este año sea mejor que el anterior”.

Y si no tengo nada positivo que aportar, me callaré.


Imagen original por Autumn Mott


Volver a la Portada de Logo Paperblog