“Cuando el río suena es porque piedras trae”, es un refrán que de entrada parece muy obvia para el que observa, desde la orilla, pero para el que está dentro del “río”, se le dificulta escuchar esos “sonidos” que indican que “algo” está pasando, muchas veces porque no podemos, otras porque simplemente no queremos.
Cuando
no podemos, la solución normalmente está en que alguien nos señale lo que
sucede y de esta manera nos damos cuenta, sin
embargo el problema está, cuando deliberadamente hacemos caso omiso a aquello
que se nos planta como una realidad y actuamos como si nada ocurriera. Esta es la forma más sencilla de lograr mantener
a raya una situación que nos incomoda, que puede ser potencialmente dolorosa o
que lo está siendo. Pero corremos el riesgo de que el coste pueda ser muy alto a
mediano o largo plazo, y normalmente lo es.
Normalmente esto sucede en el entorno familiar del
adicto, sus allegados asumen una posición de negar, justificar, minimizar y normalizar
situaciones que comienzan con pequeñas rupturas de normas, dificultades con
otros, robos, agresividad verbal, entre otras, que explican por lo general
como “cosas de jóvenes” o alegando que “yo también hacia lo mismo a su edad y
nunca tuve problemas”, “fueron pocas veces las que lo hizo”, “Seguro se sentía
mal, pero ya se ve bien”. Con el pasar del tiempo se van haciendo más frecuentes y
significativas, y llegan al punto en que cualquier acción que se quiera ejercer
para remediarlas puede ser tardías.
Es
en este momento cuando comienzan los reproches y la familia o alguno de sus miembros
se pregunta “¿Por qué no hicimos algo antes?” “¿Cómo no me di cuenta de lo que
está pasando?”.
En
esta posición pueden permanecer durante mucho tiempo, inclusive nunca superarla y darlo todo por perdido, causando en sus miembros un constante malestar e impidiendo cualquier acción de ayuda para la
persona adicta, permitiendo que el problema empeore. Esto normalmente ocurre en la presencia de creencias como las siguientes:
- Creer que los problemas le pasan a otros
- Miedo a la reacción de la persona con el problema.
- Sentir que se carece de autoridad o no es responsabilidad de uno tomar una medida; es aquí donde la responsabilidad comienza a diluirse entre los miembros, donde cada uno espera que el otro haga algo y finalmente nadie actúa
- Creer que no se tienen las herramientas para afrontar la situación.
- Darle demasiada importancia al impacto social de reconocer que hay unproblema en la familia. “los vecinos hablaran” “¿Qué va a pensar el resto de las familia?
- Creer que los problemas se resuelven solos; “Está llamando la atención, ignóralo y se le pasa"
- Distanciamiento familiar. Cada quien está en lo suyo y los contactos se limitan a ciertos espacios y situaciones (donde es más fácil mantener comportamientos acordes).
¿Qué podemos hacer entonces? La respuesta es compleja, debido a que es imposible generar una receta que asegure nuestro éxito, sin embargo podemos emprender acciones como familia, que actúen como elementos de protección y que promuevan la salud mental y de relaciones sanas de sus miembros. Por tanto, hay que:
- Aceptar que el problema existe
- Expresar lo que sentimos, los temores que tenemos y la forma en que creemos que podemos ayudar. Esto nos ayuda a sentirnos mejor y permite organizar de manera más adecuada la manera en la que debemos actuar.
- Conformar un bloque familiar que esté dispuesto a ayudar y asegurarse que se mantenga en el tiempo. Es importante el manejo de las expectativas de recuperación, la comprensión de la complejidad de la situación y estar preparados para el manejo de la frustración y la impotencia. .
- Tomar conciencia de las causas personales y familiares que favorecieron la aparición de la adicción y el mantenimiento de la misma. Revisar el rol ejercido por los demás y uno mismo desde una perspectiva crítica.
- Informarse sobre el tema. Es importante tener información sobre las adicciones, lo que va a permitir comprender la situación por la que pasa la persona, las características de la problemática y así accionar de forma más adecuada. Como referencia pueden visitar www.infodrogas.org, www.drugabuse.gov/es/informacion-sobre-drogas, www.hablemosdedrogas.org, o colocar en cualquier buscador palabras como “drogas”, “adicciones” o “Drogas+familia”.
- Buscar ayuda especializada que pueda guiar el proceso de acercamiento inicial y manejo de las diversas situaciones que se puedan presentar como resultado del mismo (la no aceptación de tratamiento, resistencia, recaídas, etc.). Esto lo pude hacer a través del contacto con médicos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales o a través de instituciones que trabajen en el área. Normalmente el ayuntamiento de su ciudad puede darle algunas referencias iniciales.
- Abordar a la persona con el problema de adicción en grupo como familia o de forma individualizada (según se evalúe mas pertinente). Se recomienda utilizar un estilo de abordaje en donde se expresen lo sentimientos de forma sincera, se promueva la escucha del otro, exista un reconocimiento de las responsabilidades de cada uno, no se utilice la violencia, chantaje, agresividad verbal y la culpa excesiva para convencer a la persona, se mantenga un discurso claro y firme de lo que se espera de él y dejar en claro de que cuenta con apoyo siempre y cuando desee hacer frente a su problema.
- Establecer un plan de acción inmediato que inicialmente comienza por la aceptación de la ayuda del adicto y luego por el establecimiento de las normas a seguir, los compromisos que asumirán los miembros de la familia y el adicto y las condiciones generales de convivencia.
- La familia debe compartir el discurso y ser congruente con el mismo; no pueden desautorizarse entre ellos, manejar normas o indicaciones diferentes de cómo se abordara el problema y los pasos que se seguirán. El adicto busca inconsistencias en el discurso para justificarse, crear alianzas, manipular y generar culpa en el otro para no sentirse señalado, culpable o para poder mantener la situación de consumo.
- Elegir un tratamiento siempre con un profesional capacitado o en una institución especializada. Es común que el discurso del adicto sea “yo paro cuando quiera” “yo lo puedo manejar solo”, sin embargo no lo logra. También a veces los familiares piensan que con aislarlo o simplemente con hablarle, lo superará. Lamentablemente estos dos escenarios terminan siendo completamente ineficientes para lograr la mejoría.
Gracias por visitarnos en nuestro Blog "Ayuda Psicológica En Linea", la semana siguiente, la semana siguiente publicaré mas información sobre la familia y las adicciones. Si quieres contactarme, hazlo al e-mail [email protected] o escribe en el Blog y con gusto responderé a cualquier consulta que quieras realizar. Lic. Fabian Giraud / Psicólogo/ Madrid, España.