Revista Ciencia

No-minados

Por Emilio José Orovengua López @naturablogger

Desde la canchera más alta del Pico de la Silleta, el Sol recorta la silueta de un depredador alado de prodigiosa visión y garras de acero. La Reina de las aves, el Águila Real, vigila el horizonte allá donde se pierde la vista, nada escapa a su mirada, ni siquiera la carrera una liebre a más de 3 km de distancia. Es un entorno plagado de pinos, encinas y alcornoques, de monte apretado de brezos y jaras que en su vertiente noroeste representa una fiel postal de la dehesa extremeña más pura, siendo este un lugar salpicado de charcas, lagunas y aguas estacionales que albergan un sinfín de especies de aves, sobre todo en la época de primavera, y las especies más representativas de reptiles, anfibios o mamíferos del monte mediterráneo. Un paisaje idílico con un altísimo valor ecológico, por lo menos hasta la fecha…

Pero un futuro sombrío se cierne sobre sobre esta “postal de dehesa”. La megamina de litio amenaza la continuidad de lo que han sido hasta ahora los campos que mejor describen a nuestra comunidad autónoma.

Muchos seguirán pensado que esto es progreso, avance, las Navas Altas de Cañaveral ha pasado de ser un terreno No Minado a Nominado, finalista y ganador absoluto para este proyecto minero alterará de forma definitiva y perpetua lo que un día fue. 

Estos promotores mineros no hacen otra cosa que endulzar discursos con utópicas promesas laborales, poniendo caramelos al alcance de gobernantes hambrientos de buenas y jugosas noticias (económicas) para el desarrollo de la comarca. Una “propaganda electoralista” que con mucha probabilidad caerá en saco roto una vez se haya asentado el proyecto de extracción, pero para entonces ya será tarde y no habrá marcha atrás. Un ejemplo claro y cercano sobre la “volatibilidad” de este tipo de proyectos es la Mina de Aguablanca en Monesterio (fotografía, abajo, Periódico de la Energía) , paró su actividad en 2016 y tras pasar por diferentes “manos inversoras”, parece que reabrirá su explotación en 2022, pero nada es seguro en este mundo de los minerales, lo que sí es seguro es que el impacto ambiental permanece.

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El objetivo de este tipo de minas de extracción de litio va destinado casi exclusivamente al sector automovilístico. La industria del automóvil será una de las principales destinatarias de estos minerales. Pero, entonces ¿Son los coches eléctricos realmente ecológicos? Confío en la sagacidad de los lectores a la hora de responder a esta pregunta, pero claro queda que la tasa a pagar por esa “tecnología eco-friendly” es la destrucción masiva de ecosistemas, una vez más, al igual que ocurre con otro tipo de industrias.

Hoy en día, parece mentira que un proyecto así pueda salir adelante teniendo en cuenta que parte del término municipal de Cañaveral y sus alrededores tiene denominación de Z.E.P.A. (Zona de Especial Protección para las Aves) y está delimitada a escasos 700 metros de este megaproyecto minero. Esta zona esta denominada como corredor ecológico entre la ZEPA DE LOS CANCHOS DE RAMIRO Y LADRONERA y la RESERVA DE LA BIOSFERA DE MONFRÁGÜE , ambos espacios incluidos dentro de la RED NATURA2000, con protección por normativa europea. Todas la especies que viven y anidan en dicho corredor no tienen un uso restringido de la misma. Las fronteras, los límites los ponemos nosotros, la Naturaleza no sabe de estas cosas y el Águila Culebrera que anida en un pino de la solana de la Sierra de Cañaveral, seguramente, utilizará esta zonas de dehesas como cazaderos por la abundancia de serpientes, largatijas y otros reptiles.

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Además del daño ecológico, no acabo de entender un proyecto así en una tierra donde el agua, un recurso vital para este tipo de explotaciones, precisamente, no sobra. ¿De dónde van sacar las ingentes cantidades de recursos hídricos que una mina de este tipo necesita para su actividad? ¿Tienen este tipo de proyectos en cuenta el factor Cambio Climático en sus ecuaciones? El Cambio Climático es una realidad a la que los humanos tendremos que adaptarnos, nos quedará otra. Los modelos y previsiones sobre el clima del futuro y cómo nos afectará no son nada halagüeñas: 20% menos de precipitaciones anuales, veranos más largos y rigurosos, olas de calor extremas, más incendios forestales y pérdida de masa forestal, y un largo etc, un proceso que los científicos del CSIC han denominado como la “africanización” de la Península Ibérica que nos acabará engullendo de Sur a Norte. Entre las medidas propuestas para paliar estos efectos estará la gestión de los recursos hídricos, tema que confronta directamente en la operativa del procesado del mineral de este tipo de minas extractivas.

He paseado, andado (como muchos otros cañaveraliegos) y lo sigo haciendo, por las Navas, por la “Boca de la pizarra” y por el arroyo que lleva su mismo nombre, por la Cañada Real Soriana de las Merinas, por el Torreón o “los Cabezones”. He observado, mirado, cada árbol, cada agujero, cada charca buscando algo para saciar mi curiosidad hacia la Naturaleza. He apuntado en mi cuaderno, cada huella, cada señal, cada silueta, cada sonido o forma por donde transitaba. Han sido y son, un importante hábitat para rapaces medianas como los Milanos Negros y Reales, Aguilillas calzadas, Busardos ratoneros y el cazadero del Águila Culebrera, sin olvidarme de la multitud de especies de Pájaros, Córvidos, Patos, Garzas y otras zancudas como la Cigüeña Blanca o la Cigüeña Negra. También podemos encontrar una numerosa comunidad de mamíferos como Jabalíes, Ciervos Ibéricos, Tejones, Zorros, Jinetas, Garduñas, que utilizan estas charcas y lagunas como abrevadero sobre todo durante el estío. Además, hay que tener en cuenta que muchas de estas especies están incluidas dentro del Catálogo de Especies Amenazadas del Extremadura

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Pero mucho tendrán que cambiar las cosas para que el arrullo de las Tórtolas, el majestuoso vuelo de una Garza real, los cantos amorosos de la Ranas verdes o el graznido de un pollo volantón de Milano negro no sean sustituidos por los atronadores ruidos de los barrenos reventando la roca madre o el motor diesel de monstruosas máquinas de hierro y metal que taladran el terreno hasta dejar un ecosistema de típica dehesa en algo inerte y desnudo. Toda esa fauna se irá retirando poco a poco del lugar, como un ejército vencido sin posibilidad de defensa, una guerra desigual donde el poder de las máquinas y la codicia humana no encontrará obstáculo alguno, cuando su mayor valor, el mayor tesoro de este lugar no es el litio que se esconde en sus entrañas, sino la vida que se desarrolla en su superficie…

©Emilio J. Orovengua


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