Antes de acabar el curso judicial para el 2014, el Tribunal Supremo de EEUU se sumó al “anus horribilis” de Barack Obama emitiendo sentencias muy negativas para él. En el caso “Hobby Lobby”, un tribunal dividido finalmente rechazó lo que quería la administración de Obama – obligar a los empleadores darle sanidad con opciones anticonceptivas a sus empleados. Esa decisión, desde luego, fue una de las peores del año. En “Noel Canning”, los jueces, con voto unánime, tumbaron los nombramientos de Obama para distintos cargos porque evadieron el “derecho constitucional” del Senado para “aconsejar y consentir”. El Tribunal también rechazó los planes de la Casa Blanca para poder investigar el “iphone” de una persona sin orden judicial, limitar las contribuciones financieras a las campañas federales, limitar las manifestaciones contra el aborto y mantener los programas de discriminación positiva en los distintos estados.
Los críticos de Obama, especialmente en la ultraderecha repugnante que, como siempre digo, NO ES LIBERAL, ha celebrado con gusto todas estas terribles sentencias. El Senador Ted Cruz, de origen cubano, estaba celebrando con euforia. Dijo que ya son “doce veces desde enero del 2012 que el Tribunal Supremo, con unanimidad, ha rechazado el deseo de la administración de Obama para gozar de más poderes ejecutivos federales”. En un espíritu más tabernero, el locutor ultra Michael Savage (a su lado, Jiménez Losantos parece el Che Guevara), dijo que “América acaba de ganar una victoria sobre una dictadura emergente”. Los republicanos más moderados y razonables, es decir, los republicanos de toda la vida antes del golpe que dieron las teteras agro-anarkas y alocadas, republicanos razonables como Charles Krauthammer y los editores del Wall Street Journal apoyan la demanda que el líder de los republicanos en el Congreso, John Boehner, está presentando contra Obama para que éste ejecute las leyes migratorias, sanitarias y de bienestar.
¿Y nosotros los liberales? Poco tenemos que celebrar. Los arquitectos de EEUU establecieron una presidencia independiente porque querían una rama del gobierno que pudiera moverse rápidamente, decisivamente, en secreto y despachar (palabras del gran héroe liberal Alexander Hamilton). Se daba cuenta que sólo un ejecutivo solitario podía proteger a la nación en tiempos de crisis, emergencias, todos aquellos problemas que son particularmente notables y surgen en tiempos de guerra, especialmente en política exterior y cuestiones de seguridad nacional. George Washington, Abraham Lincoln y Franklin Roosevelt son considerados entre los mejores presidentes que ha tenido EEUU porque dirigieron a su patria durante las guerras de independencia, la guerra civil y la amenaza existencial del fascismo. EEUU creció, pasó de ser una pequeña colección de ex-colonias a ser una gran potencia global para el bien. Y, claro, con eso también ha crecido la presidencia, sin lugar a dudas.
Obama, por su parte, de hecho, solo ha huido de ser un líder precisamente en aquellas circunstancias en las que los padres fundadores lo permiten y lo querían. Cuando Siria cruzó aquella famosa “línea roja” usando armas químicas en su guerra civil, Obama se escondió detrás del Congreso y la ONU, vergonzosamente, evitó dar una respuesta militar contundente. Para mí, fue una de las mayores vergüenzas de toda la historia de EEUU y del mundo occidental. Quizá en ese momento fui demasiado idealista y me esperaba más de los occidentales, pero no se cumplió mi deseo ni mi sueño de ver una gran intervención militar de la OTAN, entre aliados y con un respaldo popular masivo. Obama se ha quedado quieto mientras que Rusia ha invadido Crimea y sigue desestabilizando a Ucrania, flagrantemente. Retiró por completo todas las tropas de Irak, con unas consecuencias DESASTROSAS como ya hemos comprobado todos, para vergüenza mayor de los del “no a la guerra”, y quiere hacer lo mismo en Afganistán. Y Obama pone en riesgo las virtudes del ejecutivo para ganar pequeñas batallas políticas. Por eso no le dijo al Congreso, es decir, al pueblo americano, que iba a entregar cinco líderes terroristas peligrosísimos y criminales del Talibán a cambio del traidor desertor, el “sargento” Bowe Bergdahl.
La verdadera amenaza de Obama al orden constitucional surge dentro de EEUU, no en el exterior. Se niega rotundamente a hacer cumplir las leyes federales que exigen deportar a los inmigrantes ilegales traídos a este país ilegalmente cuando son niños. Se puede hablar sobre los méritos de no deportar a esos niños, pero la Casa Blanca no puede “optar” por ignorar leyes aprobadas, excepto si violan la Constitución. Lo mismo ha hecho con los planes sanitarios. Algunos empleadores ahora no tienen que cumplir con los requisitos, y todo el plan sanitario está en juego además de ser tumbado definitivamente por los tribunales federales.
Por su parte, los republicanos deben RESPETAR la presidencia y la gran capacidad que tiene para ejercer su autoridad, especialmente sobre las cuestiones de la seguridad nacional, restaurar la fuerza militar americana y apoyar políticas activas contra los regímenes indeseables en Rusia, China y Próximo Oriente o donde quiera que surjan. Esto les haría coherentes porque los republicanos apoyaron a Bush II en todas estas cuestiones. La libertad, efectivamente, depende de un gobierno que se limite en ciertas acciones domésticas, pero ese sistema ha de ser protegido de un mundo peligroso y para eso existe un poder ejecutivo fuerte que DEBE USARSE.