Revista Medio Ambiente

¿No puedes, no quieres o no sabes?

Por Valedeoro @valedeoro

avion al amanecer

Hay cosas que hago realmente mal. Y si no me lo crees es porque no has probado el Apfelstrudel accidentado que preparé para mis compañeros de piso en Brasil. Les tengo mucho respeto por la fuerza de voluntad que mostraron al comérselo sin comentarios. O casi sin comentarios. Así que esta experiencia (y tres intentos más… puedo ser bastante testaruda) me hicieron aceptar que quizás este no era mi camino. Resulta que hay diferentes categorías de “cosas que no sabes hacer”. Poder distinguir cada una de estas categorías puede ser de gran ayuda.

Las cosas que no sabes hacer porque no te vale el esfuerzo

Para simplificar el argumento voy a suponer que teóricamente puedes aprender cualquier cosa si le echas suficiente horas, ganas, fuerza de voluntad y quizás un asesor personal. La pregunta es: ¿vale la pena? Seguro que existe alguien en el mundo que me podría enseñar como hacer el bendito Strudel este, pero no me lo exigen para la ciudadanía ni lo veo necesario para mi vida conyugal (que me corrija el afectado si hace falta). De la misma forma tu podrías aprender francés si realmente te pondrías con ello, aunque al final de cuentas has decidido dar la prioridad a otras actividades dado que en tus últimos viajes tampoco te hizo falta.

Por lo general no piensan en este tipo de habilidades ausentes, ya que no las necesitas, ni las piensas utilizar. Solo te acuerdas de ello cuando alguien más te los comenta cuando cambias el curso de francés otra vez de lugar. Así que la próxima vez que despejas el caos en tu casa, no te olvides de tomar una decisión referente a estas cosas que no valen la pena.

Las cosas que no sabes hacer porque te da mal rollo

Desde que tengo 12 años (o quizás 32 años) tengo conciencia de que en el sótano de mis padres no viven monstruos. Aún así prefiero encender la luz antes de bajar y cantar en voz alta para que sepan que se tienen que esconder mientras yo me llevo un frasco de mermelada. Por supuesto que retrocedo de espaldas hasta la puerta, por si acaso. Lo quizás te pasa con sacar el perro a pasear a las seis de la mañana. No es que no sepas hacer, es que no quieres enfrentarte al mundo en este horario. Así que agradeces a tu pareja que se ocupe de este detalle.

Te das cuenta de estas cosas cuando te toca. Cuando tu pareja no está y te toca el perro, cuando me da ganas de comer mermelada y el bote en la nevera está vacío. Así que evitas hacerlo (y no hay nada malo en ello). Entonces, cuando despejas el caos de tu casa… fíjate en las cosas que te dan mal rollo o por recuerdos o por cosas pendientes. Y sácalas de tu casa.

Las cosas que no sabes hacer porque nunca los has probado

De hecho, ni siquiera sabes que no las puedes hacer. No sé tocar el piano ni bailar ballet, y tengo que admitir que nunca he hecho una clase prueba. No he saltado nunca en paracaídas y nunca he organizado un evento para 500 personas. Significa que en este momento no sé hacerlo, aunque igual si me lo propongo disfruto de ello. La próxima vez que alguien te propone hacer algo que “no sabes” hacer, espérate un momento antes de responder: ¿No lo sabes hacer o nunca lo has hecho? No necesariamente es lo mismo. Y muchas veces alguna habilidad o alguna otra experiencia te pueda ayudar en la nueva aventura. Así que, ponte más retos y prueba de lo que eres capaz.

Y si te das cuenta que al final de cuenta no te gusta, como mínimo has aprendido algo más de ti misma.


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