Vivir en el exilio hace replantearte toda tu vida. Provoca que te metas en una espiral autocrítica con tal de averiguar qué porcentaje de culpa tienes tú, para, en su día, haber llegado a tal situación. Después vas a querer cambiar todo eso, no quieres repetir ciertos errores porque sabes que desestabilizarán la nueva vida que estás gestando y parece que está a punto de nacer.
¿Los sueños? Buah, los sueños del exiliado, al menos en mi caso, no son estables. Cada día aparece uno nuevo y nada tiene que ver con el anterior porque, en casi todos ellos, debes invertir más de lo necesario de tu posesión más sagrada, y de modo automático los descartas, los descarto. Pero sigues soñando y eso es lo importante, porque los sueños te hacen mantenerte vivo, te permiten volar sin levantar los pies del suelo.
Tomar decisiones tampoco es fácil, sobre todo si has sido muy duro en la autocrítica. Parece que hay leyes que implican que cada decisión te conduce a un error ya cometido. Pero quieres hacerlo, yo quiero hacerlo, tengo que perseguir ese sueño reincidente. Es el sueño de la mayoría de personas que habitan el Globo y que han dejado atrás egoísmos y ambiciones manipuladas por la Sociedad de ahora, basadas en reincidir en esos errores que ahora no quieres cometer. No quieres cometerlos, no quiero, porque has visto que perseguir un sueño estándar va a hipotecar lo más importante que se nos da al nacer y no es tu vida, sino el Tiempo, ese puñetero que una vez perdido no vas a recuperar en toda tu vida y nos empeñamos en malvender. Lo peor es que también estás hipotecando el tiempo de los que te rodean (no existe hipoteca sin avalistas, a no ser que seas rico, y los ricos en Tiempo no existen)
Creo que queda claro que quiero dejar de perder Tiempo con todo aquello que no me haga mínimamente feliz. Sueño con dedicar el necesario, ni un segundo más, en ganarme la vida para después de eso, tener una Vida. Y además no estoy solo, tengo a las dos mujeres de mi vida a mi lado. Perdí demasiado Tiempo antes del exilio, tengo claro que a partir de ahora, cualquier decisión que tome, no implicará cometer tan terrible error, de hecho, ya he tomado decisiones. Y me he dado cuenta de algo más: El miedo de la inmensa mayoría de la Sociedad de ahora es la inestabilidad, quizá no sepan que tras el terremoto todo deja de temblar.
Tranquilos, no me he vuelto loco, sé que existe una norma que no se puede eludir: Sin sacrificio no hay recompensa, pero eso depende de cuán alto quieras mear.