Hace ya un mes, si no más, que me llegó a casa una cajita con un montón de cosas “sacadas” de la novela que también contenía: Y por eso rompimos.
El libro me ha durado un mes dando vueltas por la habitación, pero es que encima no lo he podido terminar, de aquí mi no-reseña.
Nadie diría que podíamos estar juntos y sin embargo hemos vivido una historia de amor de película. Min Green es una chica muy especial: bohemia, inteligente, divertida, adora el cine y frecuenta los lugares más sorprendentes de Nueva York. Ed Slaterton tiene pocas inquietudes intelectuales, es el capitán del equipo de baloncesto del instituto y uno de los alumnos más populares, un auténtico rompecorazones.
Min y Ed son muy distintos, pero los une una atracción fuera de lo común. Pero las diferencias han sido insalvables y ahora están rompiendo, así que Min le escribe una carta de despedida a Ed, que le entregará junto a una caja. Una caja que contiene: dos chapas de cerveza, una entrada al teatro, una nota doblada, una caja de cerillas, una regla, libros, un camión de juguete, el peine de un hotel y más objetos recopilados en el curso de una ajetreada, íntima, tierna, romántica y compleja relación. Cada objeto nos irá acercando a esta relación, a sus momentos más especiales, a sus días más grises… Hasta que la caja se cierre y le sea entregada a Ed.
Así que dejé a un lado un par de novelas que se removían en el estante y que quería leer, me senté en el sofá con la típica sensación de “bien, veamos qué…” y una sonrisa en la cara cada vez que miraba la cajita tan mona.
Y empecé a leer; nos dice Min que hay que comprenderla poco a poco, pero estos días no estoy yo como para perder el tiempo y la lentitud de la novela se me hacía el Everest.Y lo cerraba, lo dejaba en la mesita y cuando era hora de volver a leer hacía de todo menos leer y mi sonrisa se convertía en una mueca de fastidio. Y empecé a preguntarme si es que realmente no hay por dónde cogerme, si empiezo a tener serios problemas, si es que ya no sé reconocer cuándo estoy leyendo algo bueno, o realmente era tal y como dije en mi IMM: la novela viene tan bien adornada porque por ella sola no se sabe vender.
Y es que al abrir el libro me topé con Min, Minerva; con una narración más cansina que un crío con un silbato y con una historia que me tenía toda la lectura con la ceja levantada por lo absurda que es.
El autor ha creado un personaje insufrible: una protagonista que, tal y como narra Handler, quiere dárselas de muy mayor con todas sus referencias a películas de la época de Maria Castaña, a actrices y cantantes (¡es que por favor, no hay ni una frase que no contenga un guiño hacia una!) o a escritores,… pero después es una cría.
Minerva se enamora de Ed Slateron (creo que lo escribo bien, es que no pienso ni mirar el libro para comprobarlo): el típico jugador de rugby/baloncesto/fútbol de instituto americano, todo guapura y sin una pizca de cerebro aunque a veces el chaval se ilumine. Es el típico que llamaría la atención de cualquiera, pero del que esas cualquieras –si tienen un dedo de frente- se mantienen alejadas.
Pues no, ella pierde el culo por él y nos cuenta que le iba detrás como un perrito faldero. Porque, ooooh qué maaajo, que se ha fijado en una chica del montóoon el guaperas de tuuurno…
Y es que Minerva nos explica, a través de una carta que escribe en el coche de camino a casa de Ed (¿¿¿¿¿¿¿???????? 300 y pico páginas en un paseo en coche ¡OLE TÚ!) ya que va a devolverle todo lo que guarda de él, el porqué de romper. El libro está compuesto por capítulos que muestran una ilustración y cuentan sobre una situación que Minerva recuerda y el porqué de romper debido a los acontecimientos que se suceden en cada una de ellas (exnovias celosas, Ed que pasa de ella, Ed que no la entiende, Ed que es tonto, Minerva que está para darle dos sopapos…). Si la narración por sí sola es agobiante – todo en pretérito indicativo – nada más faltaba añadir a Minerva y su melodramatismo: exasperante. Era leer cada capítulo y dejar un resoplido tras esa coletilla final igual en todos (“y por eso rompimos” se repite más que el ajo; os juro que me dije que si volvía a cogerlo y me encontraba de nuevo con esa frase, lo dejaba ahí mismo).
Voy camino a casa de Ed. Llevo en mis manos una caja repleta de objetos que un día lo significaron todo para nosotros, todos los recuerdos que conservo de nuestra relación. Ahora mismo estoy escribiéndote una carta. Cuando la acabe, la meteré también en la caja y te la daré. La carta explica nuestra historia, una historia preciosa pero dolorosa, una historia que hay que comprender poco a poco, sin prisa.
Te entregaré esta caja, Ed. Dentro está todo:
Las dos chapas de botellas de Scarpia’s Bitter Black Ale que nos bebimos aquella noche en el jardín trasero de la casa de Al. Recuerdo las estrellas brillando y nuestro aliento condensado por el frío. La entrada de cine para ver la película en la que nos dimos nuestro primer beso. Me besaste a los veinte minutos de haber empezado… y luego otra vez en la escena final. El afiche de la película que robaste para mí, para que conservara el recuerdo de nuestra primera cita.
Los secundarios, especialmente Al – el amigo de Minerva –, pueden llegar a resultar interesantes… pero se ven eclipsados por Min y no aparecen demasiado –hasta lo que yo tengo leído-, así que no se les ha podido coger el cariño necesario como para querer saber cuál sería su fin.
Yo ya lo dije en sus momento: quizá haya quien se tome tan a pecho “cortar/que corten contigo” sobretodo en la época pre-adolescente, que parece que el mundo se acabe si se te rompe la plancha del pelo o el chico que te gusta te ignora; pero una vez creces y te das cuenta de lo que realmente es un problema en esta vida, me parece de pena esta novela (yaaaa… ya sé que de todo debe haber en la viña del Señor, pero es que me ha repateado taaaanto el libro…), y es que si Min fuera tan madura como el autor pretende hacernos creer con esa narración tan recargada y los comentarios de la prota… creo que el libro hubiera tenido otro tono y no hubiera quedado tan tremendamente infantil.
He estado esperando reseñas, pero no he encontrado ninguna todavía (por lo que sé se enviaron varias cajitas como la mía… o la gente tiene muchas lecturas y no se han puesto con esta novela, o sí que se han puesto pero no lo reseñan porque es malísimo o porque como yo, no hay nadie que haya podido continuarlo; ya es raro que no haya ninguna reseña colgada hasta el momento). La verdad es que me hubiera gustado que me gustara el libro (Alfaguara tiene publicaciones que me tienen loca y con esta tenía expectativas de algo decente) pero no ha podido ser… y quiero saber si realmente para el resto de lectores es tal como os cuento, si de cara al final mejora (apuesto lo que sea a que no), si soy una desalmada al hacer estas no-reseñas o si se lo merece…
Suerte que mientras tenía abandonado este libro he ido leyendo otras cosas, porque si no menuda pérdida de tiempo.
Ya sabéis que a mis no-reseñas no les pongo ni nota (sobretodo porque no consigo acabar nunca las novelas que se las llevan), pero es que esta novela se merece un bajo cero, y no tenemos cerditos de esos.
Nia