No satisfaction

El Gobierno de Rajoy aplaudió ayer el mayor paquete de injusticia contra un pueblo cada vez más empobrecido y deprimido, física y anímicamente, contra los más débiles, amparado en una mayoría absoluta que hoy no lo sería tanto. La podredumbre avanza a través de las grietas y amenaza con hundir definitivamente los cimientos. El estado del bienestar pasa así a ocupar su pequeño espacio en la historia reciente del país y se estudiará en los libros de texto de la próxima reforma educativa, aunque puede ser materia peligrosa. Mientras el Titanic se hunde, la orquesta apura los últimos compases y los pasajeros de primera aplauden desde la platea. Parados, trabajadores públicos, comerciantes, pequeños empresarios, clase media y media-baja… todos en ese barco capitaneado por títeres con una carta de navegación equivocada que se dirige directo al iceberg mientras el timonel arribista grita “¡¡Tierra, tierra!!”. Y todo en medio de la ovación cerrada del Gobierno y los defraudadores, complacidos con una amnistía fiscal a la carta.

Pero no todo está perdido. No todavía. Hoy se cumplen 50 años desde que los Rolling Stones actuaran por primera vez como teloneros del vocalista Long John Baldry en un sótano de la londinense Oxford Street. La ciencia asegura que Keith Richards debería haber muerto hace un par de años,  ”él, que sigue vivo gracias a su voluntad. Los críticos dicen que debería haber disuelto a los Rolling Stones hace tiempo. Él, que los Stones siguen tocando “por el mismo motivo que un perro se rasca las bolas”. La leyenda dice que fue la primera estrella en tirar un televisor por el balcón, que pasó nueve días sin dormir, que muchos quedaron en el camino por seguirle el tren, que mantuvo encendida la inspiración de los Stones, que periódicamente se cambia la sangre en Suiza. Él dice que todo es más o menos cierto”.