Revista Medio Ambiente

No sé lo que quiero

Por Valedeoro @valedeoro

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¿Te suena esta frase? ¿Cuándo alguien te pregunta por tus objetivos le cuentas con entusiasmo de tu proyecto de vida o tienes ganas de esconderte detrás de tu mesa de trabajo? Si te identificas con la segunda opción, tengo una sorpresa para ti: ¡no sólo te pasa a ti!

El mito del objetivo único de tu existencia

Hay toda una industria de desarrollo personal que se basa en la idea de que tan solo tienes que descubrir tu pasión, tu objetivo vital y a partir de este momento la vida será un sinfín de experiencias maravillosas que culminan en una felicidad eterna. Por supuesto que a partir de este momento ya no te enfadarás con tus hijos, las mañanas serán divertidas y nunca más te sentirás estresada. Quizás un poquito si, pero nada serio. Tu pasión te llevará la cima del mundo y todo saldrá bien.

Debo admitir que lo mismo pensaba cuando llegaba al final de la primaria. A partir de septiembre iré a la escuela de los grandes. Ya no tendré que lidiar con profesores exigentes ni con compañeros que no me caen bien. A partir del verano todo será más guay, porque eso es lo que pasa cuando finalmente te admiten a la nueva escuela.

A los dos meses me di cuenta de que todo esto era un timo: los profesores eran nuevos, e igual de exigentes. Había compañeros simpáticos y otros no tanto. Así que pensé que a lo mejor tenía que esperarme a cumplir los 18. Es el día en que te haces adulta, así que seguramente debe haber algún cambio existencial que me hiciera descubrir la fórmula secreta existencial.

No recuerdo que haya tenido alguna epifanía más allá de la resaca el día después. Postergué mi expectativa a graduarme de la universidad, al terminar el Máster, a mi primer trabajo… hasta que un día cayó la ficha.

Te cuento un cuento

Si te pregunto cómo has llegado al punto en que estás hoy, me contarás una historia con un hilo conductor lógico e identificable. Todas tus decisiones tienen una lógica y los resultados te han llevado al momento actual y condicionan tus opciones de futuro.

¿O no?

Resulta que esta narrativa te la has construido tú. Y te puedes crear otra historia que te llevará por otro camino. Igual que cuando escribes tu CV para dos empresas diferentes, resaltas y remarcas exactamente aquellas experiencias y conocimientos que te hacen lucir mejor para el puesto en cuestión. Y cuándo te presentas en la reunión de voluntarios de la Cruz Roja, resaltaras otras vivencias.

Así construyes miles de historias, miles de historias que en retrospectiva te han llevado a donde estás hoy. En retrospectiva, eso significa que no tu camino no está trazado ya. No hay automatismo. La retrospectiva de tu historia del 2037 empieza hoy.

No sé lo que quiero (porque lo que quiero es mucho trabajo)

A los 7 años quería ser Papa de la iglesia católica. Mis padres me avisaron de que para eso tendría que cambiar de iglesia, porque nosotros íbamos a la iglesia luterana. No quería ir sola, así que decidí que más adelante me buscaría otra profesión y mientras tanto me iba a terminar mi libro. El mundo era muy fácil a los 7 años: si quieres ser el líder de la iglesia católica, tendrás que pertenecer a la iglesia católica. Yo no quise hacer este paso, así que tuve que cambiar de actividad.

Lo mismo pasa con “tu pasión”. El día que la encuentres te darás cuenta que no convierte la vida en un paseo por el parque. La pasión no te sirve si no te motiva también el camino hacia ella. Porque este camino, al igual de la vida, tendrá sus subidas y bajadas…

A los periodistas les dirás “después de años finalmente encontramos la cura para el cancer”. Y te olvidas de todas aquellas noches que pasaste en el laboratorio agonizando sobre otro experimento fallido.

A tus hijos les explicarás “al final de cuentas en la bolsa solo tienes que adivinar cuando sube y cuando baja.” Y no mencionas aquellos momentos en los que golpeaste la mesa por otra operación fracasada.

A tu nuevo compañero de trabajo le cuentas “el servicio al cliente es lo que nos hace destacar entre tanta competencia”. Ya se dará cuenta de que algunos de tus pelos blancos son el resultado de hacer posible lo imposible para resolver un problema.

¿Y ahora qué?

Siento mucho de no haberte dado la fórmula secreta para decidir lo que quieres. Quizás ni existe esta fórmula. La realidad es que la vida está hecha de pequeños milagros, pequeños retos, pequeños momentos de desespero y pequeños momentos de alegría, y que estos momentos muchas veces solo cobran sentido una vez que has pasado por ellos.

Al mismo tiempo significa que en realidad no es tan importante decidir lo que quieres con lujo y con detalle. Si decides un rumbo aproximado podrás echar a andar y más adelante podrás corregir la dirección si hace falta. No siempre será fácil, y a veces gritarás de rabia. Pero al final del camino construirás una historia que demostrará que siempre tenías la razón. Tienes toda la vida por delante.


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