Vísperas de Navidad, y el ambiente se llena del aroma que desprenden las campañas de solidaridad que nos alientan a colaborar con los desfavorecidos. El ciclo se repite año tras año, una y otra vez, y el éxito de estas campañas es la prueba irrefutable del modelo de sociedad y de política social que tenemos asumido.
Como ya he hablado en este blog lo suficiente acerca de estas campañas y los que me seguís sabéis las razones por las que me opongo a ellas, no me reiteraré en la crítica a las mismas.
Si ya de por sí es bastante difícil hacerlo, pues la cultura dominante y el aval de la clase política actual las legitiman de modo rotundo (recordad la arenga de la Ministra de Servicios Sociales el año pasado), hacerlo en estas fechas tan "entrañables" que se acercan sólo puede hacerse si estás dispuesto a granjearte unos cuantos enemigos más..
Que probablemente merezca dado la falta de compasión y sensibilidad que demuestro al criticar iniciativas tan loables.
Por ejemplo, el año pasado ya hablé de este tipo de campañas en mi entrada Bancos de Alimentos y estaba firmemente decidido a no comentar nada sobre el tema este año. Uno va aprendiendo a asumir sus derrotas.
En eso estaba cuando la compañera Belén en su blog Trabajo Social y Tal se pone a analizar el lamentable proyecto de Renta Básica (¿alguna vez llamaremos a las cosas por su nombre?) de su querida comunidad andaluza. Y en su artículo nos da cuenta de una nueva iniciativa solidaria, apoyada por la clase política, que con el nombre de chupete solidario pretende recaudar fondos para no sé muy bien qué fundaciones con fines sociales.
Las fotos con los políticos apoyando la iniciativa son, (...cómo decirlo sin meterme en problemas...), de vergüenza ajena... No sé si es peor el fondo o la forma. Si la ética o la estética que hay detrás de la campaña.
Mientras este tipo de iniciativas permanecen en el ámbito privado, me parecerán mejor o peor, de buen o mal gusto, pero no me meto a juzgarlas. Pero como es en este caso, cuando se trasciende este ámbito de lo privado y pasa a la esfera pública mediante el apoyo del gobierno de turno, es menester analizar la política social que representa.
Porque el irresponsable apoyo de nuestros prebostes conlleva un mensaje.
Que no es sino que el problema de la pobreza no es para tanto. No pasa nada. La normalización de la pobreza.
Si no tiene alimentos... ¡No se preocupe! La maravillosa solidaridad de nuestra sociedad se los proporciona a través de los bancos de alimentos.
Que no puede pagar la luz... ¡No se preocupe! Las comprometidas empresa eléctricas le van a hacer un maravilloso descuento en su factura, factura que ya le pagará su ayuntamiento con los ilimitados fondos para ayudas de urgencia de los que dispone.
Que le han denegado la Renta de Inserción... ¡No se preocupe! Su ayuntamiento le proporcionará una de esas ayudas de urgencia para que pueda hacer frente a los gastos más básicos.
No se preocupe... ¿Dónde está el problema? ¿Para qué quiere una Renta Básica cuando todas sus necesidades están cubiertas con nuestra combinación beneficencia + ayuda de urgencia?
Wang me propone que si faltan fondos, él puede sacar otra campaña solidaria. El pañal solidario. Lleno de mierda, como la política social en este país.