El 18 de enero de 1962 el General de Brigada Edward G. Lansdale, entregó a las autoridades del gobierno de Estados Unidos y al Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad para la aprobación del presidente John F. Kennedy, el"Proyecto Cuba", conocido internacionalmente como"Operación Mangosta", dirigido a provocar una rebelión interna en Cuba, lo cual crearía las condiciones necesarias para justificar una intervención militar directa de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
Al siguiente día el Fiscal General, Robert Kennedy, informaba a los miembros del grupo de trabajo de dicha Operación, que el Presidente le había indicado: "el último capítulo sobre Cuba no se ha escrito todavía y por lo tanto hay que hacerlo y así se hará".
" Mangosta ", considerada la más amplia y abarcadora Operación en materia de subversión contra la isla, tenía como eje central la "Guerra Económica", con el fin de lograr la sublevación del pueblo contra el Gobierno revolucionario, pero terminó abruptamente al ser descubiertos el 14 de octubre de 1962 los cohetes R-12 soviéticos, a través de las fotos tomadas por aviones U-2 de Estados Unidos, sobre la zona de San Cristóbal en la provincia de Pinar del Río.
La interrupción de la "Operación Mangosta" en cuanto a la intención de invadir militarmente a la isla, se produce a partir del acuerdo alcanzado entre Kennedy y el presidente soviético Nikita Jruschov, informado el 28 de octubre por Radio Moscú, donde se retirarían los cohetes R-12, ya que Estados Unidos se comprometía a no atacar ni invadir con sus tropas ni con otras del hemisferio occidental, a la República de Cuba.
Pero las acciones de Estados Unidos para derrocar a la Revolución cubana continuaron. El 8 de junio de 1963, la CIA presentó al Grupo Permanente del Consejo de Seguridad un nuevo plan subversivo denominado: "Política Encubierta y Programa integrado de acciones propuestas hacia Cuba",aprobado por el Presidente Kennedy y puesto en práctica de inmediato, lo que constituye una muestra evidente del Terrorismo de Estado aplicado contra la isla.
Entre los aspectos esenciales del mencionado Plan ahora desclasificado, se asegura: "Solamente después que los efectos de la represalia económica y de las acciones de sabotaje, se sientan profundamente en la población y en los grupos de elite, puede esperarse convertir la desafección en las fuerzas armadas cubanas y otros centros de poder, en revueltas activas contra el gobierno comunista de Castro.
Componentes principales de ese Plan fueron:
Recolección de información de inteligencia. Acciones de propaganda para estimular sabotajes simples de poco riesgo. Estimular y aprovechar la desafección entre los militares cubanos y otros centros de poder para promover un golpe interno contra el Gobierno. Acciones de represalias económicas. Actos de sabotaje general y hostigamiento.
Los actos terroristas se planificaron y ejecutaron contra las instalaciones generadoras y redes de energía eléctrica; las plantas productoras y almacenes de petróleo, aceites y lubricantes empleados en las industrias, especialmente en la producción de electricidad, y contra poblados costeros para causar pánico entre los ciudadanos.
Otros sectores contemplados en esas criminales acciones fueron: el transporte, mediante el daño o la destrucción de las vías férreas, carreteras y puentes, los barcos mercantes y pesqueros.
Las industrias procesadoras de materiales y productos exportables cubanos también se seleccionaron como blanco del terrorismo de la CIA, entre ellas el complejo niquelífero de Nicaro en la provincia de Oriente, las fábricas de cemento, de procesamiento de alimentos, de ropas y la construcción de viviendas.
En el mencionado Plan la CIA expone textualmente:
"[...] es nuestra opinión que una serie de esfuerzos en los sabotajes bien planeados, ejecutados adecuadamente y a su tiempo, producirán el efecto que buscamos.
"Cada acción tendrá sus peligros: habrá fracasos con la consecuente pérdida de vida y acusaciones contra EE.UU. que resultarán en críticas en casa y afuera. Ninguna de esas consecuencias esperadas deberá hacer cambiar nuestro curso si el programa expuesto tiene éxito". "El Gobierno debe estar preparado para negar públicamente cualquier participación en estos actos..."
Esos métodos no alcanzaron sus objetivos. 51 años después el presidente Barack Obama reconoció el fracaso de tal política y la necesidad de un cambio en la forma de actuar hacia Cuba, al asegurar:
"[...] Pondremos fin a un enfoque anticuado que no ha podido promover nuestros intereses...
[...] Estoy convencido que a través de una política de compromiso, podemos, de una manera más eficaz, defender nuestros valores y ayudar al pueblo cubano a que se ayude a sí mismo.
[...] continuaremos siendo una luz de libertad.
Por esas razones y por las nuevas fórmulas que serán empleadas para destruir a la Revolución, no se puede olvidar el pasado, porque como señaló José Martí:
"...nada hay más justo [...] que dejar en punto de verdad las cosas de la historia".
Tomado del blog "Heraldo Cubano".