


Terminó consiguiendo el resultado que fue a buscar Santos, superando el clima adverso y valiéndose de su organización defensiva para controlar muy bien a su rival, al que nunca dejó sentirse cómodo con el trámite del juego.
Aunque cedió la iniciativa en gran parte de la primera mitad y se vio afectado por la baja de tres de sus pilares defensivos -el capitán Edú Dracena, suspendido, y los laterales Jonathan y Leo, muy bien reemplazado por un Alex Sandro de activa participación en ataque-, no sufrió en exceso el cuadro conducido por Muricy Ramalho, mostrándose siempre presto para cerrarle los espacios a Peñarol y haciendo gala de un despliegue físico estupendo.
Aunque contó con un par de ocasiones, la primera de ellas cuando se jugaban seis minutos –un remate de Juan Manuel Olivera que contuvo Rafael-, Peñarol no exhibió grandes recursos en ofensiva. Muy bien marcado Martinuccio, perseguido permanentemente por Adriano, el local no pudo siquiera progresar por los costados, en los que siempre bien controlados, ni Corujo ni Mier lograron imponerse.
Así las cosas y con Santos poco proclive a desplegarse por completo en ofensiva, mas allá de un par de incursiones de Alex Sandro que acabaron en remates que contuvo Sosa y un cabezazo al travesaño de Bruno Rodrigo, al encuentro le faltó vuelo.
Alejandro González tuvo su chance, a los 23, y dada la falta de variantes y cambio de ritmo en ofensiva, Peñarol tuvo que esperar hasta los instantes finales del primer tiempo para contar con sus chances más claras - un cabezazo débil de Guillermo Rodríguez, a los 43 y un intento fallido de Darío Rodríguez, un minuto después- gestadas ambas tras gruesos desacoples en el fondo de Santos. De los pocos.
Transcurrido el descanso, no mejoró el espectáculo, aunque fue Santos el que beneficiado en parte por la confusión de Peñarol, contó con la iniciativa. Siguió creciendo el trabajo de Elano en la mitad de la cancha y el equipo brasileño dispuso de más libertades para manejar el balón, aunque afectado por la escasa participación de Neymar siguió echando en falta mayor osadía. Aun así estuvo cerca de convertir, a los 48 y por intermedio de Zé Eduardo, quien tras un disparo lejano del propio Elano se encontró con el balón suelto en el área y perdió en el mano a mano con Sosa.
Más tarde y tras la que quizás fue la mejor acción de la noche, el atacante contó con una opción aun más clara, recibiendo el centro desde la izquierda de Alex Sandro y desviando su cabezazo.
Aun superado por su rival en dicho tramo del juego, a Peñarol no le faltó empuje. Diego Aguirre buscó variantes y a la cancha ingresaron Estoyanoff, Pacheco y Alonso, a quien correctamente el juez asistente le anuló su gol por fuera de juego, cinco minutos antes de la conclusión.
Antes pudo convertir Olivera, molestado por Aguiar. Más tarde Neymar, rematando a colocar. Finalmente no hubo goles y un Santos que mostró su prestancia, su compostura y su equilibrio, acabó llevándose un resultado que le permite afrontar confiado el encuentro decisivo, en el que deberá exhibir las mismas fortalezas, aunque acompañadas de una cuota bastante más suculenta de agresividad de tres cuartos de campo hacia adelante.
Enfrente y sediento de gloria estará el Peñarol de las hazañas, en busca de un golpe de autoridad que le permita festejar nuevamente en territorio ajeno una conquista esquiva desde hace 24 años.
