La base del minimalismo es reducir lo que te rodea a lo esencial, quedarte tan solo con las cosas que contribuyen a tu bienestar y deshacerte de lo superfluo. Si puedes hacerlo con las cosas físicas, por qué no intentarlo con tus compromisos?
¿Realmente sabes de quién es la agenda que te guía?
Como mínimo tienes autonomía sobre las horas que no dedicas al trabajo. Y hay muchísimas opciones: salir con los amigos, ir a la reunión del AMPA, ver la tele, cenar con una colega del trabajo. También en tu horario de trabajo puedes decidir a qué reuniones acudir, con quién quedar y cómo organizar tus tareas.
¿Sabes quién decide qué y cuándo hacer estas actividades? ¿Lo decides tú o te dejas llevar por lo que proponen las demás personas?
- Si tu tiempo libre depende de lo que organizan tus amigos, nunca tendrás una tarde libre para disfrutarla a solas con un libro.
- Si tus colegas deciden los horarios de tus reuniones, nunca tendrás la calma para terminar aquella propuesta sin interrupciones.
- Y si nunca propones y siempre sigues, es posible que acabes agotado de tanto movimiento.
Tu calendario es el espejo de tus prioridades
Si te sientes agobiado en tu día a día, pregúntale a tu calendario a qué dedicas todo este tiempo. Tu calendario no te miente. Te dirá exactamente cómo defines tus prioridades. Querías dedicarle más tiempo a tus hijos, pero en tu calendario no figura ninguna actividad con ellos? Parece que no ha sido tan prioritario. Querías volver a estudiar, pero no has dedicado ni una hora a investigar los programas que existen? A lo mejor no es tu prioridad.
Si algo es importante para ti, ponlo en tu calendario. No hagas una nota mental, sino escríbelo literalmente en el calendario virtual o en papel. Te ayudará a no perder de vista estas cosas que te gustan y que querrías hacer más a menudo. Te salvará a la hora de confirmar demasiadas actividades externas. Y te ayudará en la transición hacia un “no” honesto.
No. O SIIIIII!
Para tener más tiempo, tendrás que decir “no” más a menudo. Así como puedes reconquistar el espacio que es tuyo también puedes recuperar el tiempo que te pertenece. Para utilizarlo para las cosas que realmente valen la pena. Rellenar tu calendario con tus prioridades es una forma de facilitarte este “no”, pero no te exime de practicarlo.
No, gracias, no iré a esta reunión de vecinos. Ya tengo otro compromiso.
No, gracias, no voy al cine con vosotros. Ya tengo otro compromiso.
No, gracias, no participaré en esta reunión. Mi presencia no será necesaria.
Esta semana, dile no a todo lo que no te apasione, a todo donde no contribuirías a nada. Haz del “no” tu respuesta automática. Usa tu calendario de escudo si hace falta.
Porque la alternativa al “no” tan solo puede ser un “SI! SI! SI! QUIERO!”, con mayúsculas y desde lo profundo de tu alma. En este caso sí, disfrútalo!
¿Cuándo fue la última vez que dijiste “no” sin rodeos?
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Imágen: snigl3t / flickr