Al mismo tiempo que el seleccionado argentino se iba abucheado, en el Estadio Centenario salía a la cancha Uruguay. Ese Uruguay, que, de acuerdo a las palabras de su entrenador, Oscar Washington Tabárez, fue inspirado por el trabajo de José Pekerman en la albiceleste. Ese Uruguay, que es, hoy por hoy, la anti-Argentina, algo que se ratificó con el 4 a 0 ante Chile.
Uruguay, a diferencia de la Argentina, tiene una defensa confiable. A pesar de que no jugó Sebastián Coates, la grata revelación de la Copa América, el quinteto formado por el arquero Fernando Muslera, y los defensores Sebastián Cáceres, Diego Lugano, Diego Godín y Álvaro Pereira (quien en realidad es volante por las bandas). Más allá de que Chile no generó mucho peligro (apenas 5 situaciones), en líneas generales, salvo en el gol que no fue de Campos Toro (fue anulado porque el centro de Mirosevic fue desviado por Paredes, y en ese momento estaba adelantado), y una jugada sobre el final que estuvo a punto de ser gol en contra de Arévalo Ríos, estuvo firme y a la altura de las circunstancias.
Uruguay, a diferencia de la Argentina, tiene recuperación del balón. Diego Pérez y Egidio Arévalo Ríos juegan como si hubiesen sido hermanos. Ellos se complementan muy bien a la hora de recuperar la pelota. Y no sólo eso: también fueron partícipes en la elaboración de cada uno de los goles: el hombre del Tijuana hizo la asistencia del primer gol, mientras que el “Ruso” dejo de lado su fama de aguerrido volante para estar en la gestación de las últimas dos anotaciones.
Uruguay, a diferencia de la Argentina, elabora en el ataque. Siempre en el 11 inicial uruguayo hay alguien que se encarga de asistir. A veces es Edinson Cavani, otras es Nicolás Lodeiro. Pero hoy, la tarea recayó en el juvenil Gastón Ramírez, quien vistió la 10 que alguna vez usaron jugadores como Enzo Francescoli o Diego Forlán (ausente por lesión). No fue un partido descollante, pero cumplió con su labor. Por su parte, el delantero del Napoli, que, a diferencia de partidos anteriores, estuvo entre los dos de arriba, asisitió en el gol final.
Uruguay, a diferencia de la Argentina, tiene una figura que brilla tanto en su club como en la selección. Obviamente, se está hablando de Luis Suárez, quien se puso también el traje de Forlán y jugó el mejor partido con la “celeste” en su aún corta carrera (tiene 24 años): anotó los cuatro goles del encuentro. Incluso, de las 16 chances que tuvo Uruguay, 8 fueron suyas (es decir, la mitad). Todo parece indicar que, salvo algún “bajón” futbolístico, “El Pistolero” seguirá siendo descollante con su país.
El partido de hoy ante un Chile afectado por el escándalo realizado por 5 de sus jugadores, los cuales son (o eran) habituales titulares en el seleccionado, fue prácticamente un paseo. Incluso, en los últimos minutos, jugaron más para ver si Sebastián Abreu (ingresado en el complemento) podía anotar para ponerle el moño a una inolvidable tarde/noche en Montevideo, la cual significó la despedida internacional de Héctor Baldassi.
Uruguay, hoy por hoy, es el mejor de Sudamérica. Si no se la creen y mantienen la humildad que vienen teniendo, es casi seguro que, por primera vez desde la aplicación del nuevo formato, clasifiquen sin necesitar de ningún repechaje.