Las típulas constituyen un claro ejemplo de los prejuicios que guardamos los humanos respecto a muchos insectos. Son parecidos, grandes patas muy frágiles, cuerpo largo, alas alargadas...pero son incapaces de chupar, ya que tienen el aparato bucal muy modificado. Todo lo más, chupan agua, sales minerales o nectar, o incluso puede que no se alimenten en fase de adultos; en fase de larva, eso sí, devoran gran cantidad de materia vegetal. Algunas especies viven junto a nosotros, pero los delata su vuelo torpe y errático, dándose de cabeza contra las paredes.
La mayor de todas es la típula gigante Tipula maxima, que alcanza hasta 60 mm, color pardo y las alas con unas manchas muy características. Viven en prados húmedos, en la cercanía de corrientes de agua, y estos días andan de juegos nupciales, como otros muchos insectos. Esta pareja la fotografié en una turbera en una sierra de Tineo, la misma donde localicé la pareja de libélulas que anoté hace unos días. Paa aparearse ponen en contacto sus aparatos genitales respectivos, situados al final del abdomen, con lo cual parece uno prolongación del otro.
Al igual que con otras especies de insectos (libélulas, moscas y mosquitos por ejemplo) el ciclo de desarrollo de las típulas incluye una fase acuática, en la cual vivirán las larvas antes de continuar su desarrollo entre la vegetación. Por ello, después de la cópula la hembra pone sus huevos en los bordes húmedos cubiertos de musgo de los estanques, acequias y arroyos, como vemos hacer a esta hembra
Un órgano característico de todos los dípteros son los halterios, estructuras claviformes (en forma de maza) que no son más que las alas posteriores modificadas. han evolucionado como órganos que ayudan al insecto para indicar su posición cuando está volando. Aquí las vemos en detalle.