Revista Coaching

No tomar partido, me convierte en complice

Por Mentesabiertas @beltranortin

No tomar partido, me convierte en cómplice

De la experiencia real con la formación de equipos, he sacado varias conclusiones que he vivido de primera mano en el desarrollo de los jóvenes en equipos deportivos, mi familia y en empresas con las que colaboro. Y cómo nos afectan nuestras decisiones como responsables sobre determinadas conductas que no deberían de producirse en ningún equipo del tipo que sea, deportivo, empresa, familia... Aquí van 5 reflexiones para de los que tienen a su cargo equipos de personas y con especial énfasis si se trata de jóvenes en formación.

tomar partido, convierte complice
1º. El equipo es una unidad dentro y fuera de la cancha, ¿qué significa esto?; No habrá confianza en un equipo hasta que sus componentes, se consideren parte de algo que vas más allá del mero juego, partido o tarea. Todo lo que afecta a un componente del equipo de una manera u otra, al final afectará al conjunto entero.

2º. Respeto mutuo; la manera con la que nos comunicamos y nos dirigimos a nuestros compañeros, influye de manera radical a la hora de enfrentarse a situaciones estresantes. La falta de respeto crea un clima tóxico que poco a poco va deteriorando las relaciones del grupo, al final es la causa de que grandes conjuntos de jugadores o personas no alcancen el potencial que se les suponía.

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3º. El abuso sobre los vulnerables; quizás sea uno de los cánceres que le puede salir a cualquier tipo de equipo. Si los líderes en la cancha, en el puesto de trabajo o en casa, no entienden que deben de proteger a sus compañeros de cualquier situación que no se debería de producir, ellos son coautores de esa acción. No tomar partido, les convierte en cómplices del maltrato.

4º. Que las conductas de falta total de educación, no tengan consecuencias significativas; queremos educar a nuestros chicos para que cada vez sean mejores personas, el pensar que hablándoles y haciéndoles reflexionar tendremos un cambio de conducta, es ser un poco confiados, si pensamos que con eso basta como educadores, jefes, padres o entrenadores. Si las consecuencias no están a la altura de la mala conducta, no impide que se vuelva a repetir. Y por lo tanto no educamos. Les estamos enseñando que pueden volverla a repetir o incentivar otras conductas no deseadas. En el caso de los jóvenes, el dicho - Son cosas de chiquillos- lo único que conseguimos es, licitar lo que hacen y que se siga manteniendo la conducta o proliferen otras similares, sin tener consecuencias. En el tema de adultos pasa se igual manera, decir -es que él es así- como en el caso anterior lo único que hace es autorizar su comportamiento y no evitamos que vuelva a suceder.

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5º. Qué tiene mi hijo de feo, que yo no se lo veo; la falta de responsabilidad de algunos en la familia, empresa, clubes deportivos... que no quieren ver lo que está pasando, nos pone en una situación incómoda, que no tiene muy buen arreglo. La tendencia general de no reconocer la culpa es, culpar a otros de lo sucedido evitando asumir la responsabilidad, y no tomar ningún tipo de medida correctora.

Resumiendo, si queremos formar un equipo en el ámbito que sea, deberemos tener muy en cuenta estas 5 reflexiones, "Somos una unidad", "Respetamos a nuestros compañeros", "No permitimos el abuso sea quien sea el autor", "Educamos con consecuencias". Ya que de otra manera, en el momento más importante, el conjunto fallará.

"Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas." Madre Teresa de Calcuta

¿Cómo lo haces con tu equipo, familia o empleados?

Francisco Beltrán Ortín

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