Amnistía Internacional nos recuerda que hoy se cumple una semana de la trágica muerte en prisión del preso de conciencia cubano Orlando Zapata Tamayo, condenado a 36 años de cárcel sólo por su trabajo en defensa de los derechos humanos en la isla. Orlando llevaba varias semanas en huelga de hambre en protesta por las condiciones de reclusión en las que vivía. Su muerte es una muestra terrible de la desesperación a la que se enfrentan los disidentes políticos cubanos, condenados injustamente a penas de cárcel. Orlando era uno de los 55 presos de conciencia adoptados por Amnistía Internacional en Cuba, la mayoría detenidos durante la oleada masiva de represión política emprendida por las autoridades en marzo de 2003. Matarse de hambre fue, por desgracia, la única manera que encontró de denunciar su situación. Por favor, dedica dos minutos a firmar la petición de Amnistía Internacional al gobierno de Raúl Castro para que ponga en libertad, de forma inmediata e incondicional, a todos los presos de conciencia y que la muerte de Orlando y el sufrimiento de su familia no caigan en el olvido. Si bien el embargo del gobierno estadounidense está perjudicando seriamente los derechos humanos de la población cubana, de ninguna manera puede servir a las autoridades de la isla para justificar la represión. Tampoco, a mi modo de ver, es admisible la actitud desde una parte de la izquierda parlamentaria y extraparlamentaria de no condenar claramente la represión y la falta de libertades en la isla y aún más de permitirse el lujo de despreciar a este hombre como ha hecho algún actor de poca monta.