Revista Arte

No vayáis al MACUF de A Coruña ni contratéis con Gas Natural Fenosa

Por Calamar
El texto en cursiva más abajo es una entrada de hace un mes aproximadamente quejándome del trato de Gas Naural Fenosa por un incidente bastante grave en su servicio. Desde entonces, la jefa de comunicación llamada Amalia Baltar se puso en contacto conmigo para atender el asunto, o sea, para desentenderse. Envió a "mi gente" a ver la CGP (la caja general de protección que conecta al cliente con la red) sin tener la decencia de avisar previamente (está dentro de la propiedad privada, es allanamiento como dicen en las pelis, pero sobre todo mala educación) y dice, que ahora, voilá, no está en buen estado (la primera vez dijeron que estaba bien y no tenía ningún problema, que raro, que ventajistmo, que cara tan dura). Por otra parte hace menos de dos años cambiaron el poste de la luz situado al lado por uno nuevo de hormigón y anduvieron los técnicos en la CGP para realizar las conexiones pertinentes. A mí respuesta con estas aclaraciones que evidencian sus chapuzas, su abuso, sus mentiras y su irresponsabilidad, me obvió con un simple disculpen las molestias.Repito lo mismo que dije entonces, escribo estas líneas desde un blog de arte contemporáneo, y es la segunda vez en dos años que me desvío un poco del leivmotiv para hacer terapia, os pido disculpas por haceos perder el tiempo con esta pataleta , pero sobre todo os pido,  os pido que no volváis a poner un pie en el MACUF, el Museo de Arte Contemporáneo de Gas Natural Fenosa en A Coruña, y  ni contratéis nada con Gas Natural Fenosa. Ya está bien de que estos señores traten de lavar su imágen irresponsable utilizando algo tan verdadero como el Arte.
2 de agosto
Hace ya unos meses, alrededor de las nueve de la noche del pasado 8 de febrero, Gas Natural Fenosa dejó mi casa como Pearl Harbour en las navidades de 1941. Una subida de tensión fulminó el ordenador portátil con el trabajo de un par de años, ocho bombillas y una plancha que estaba siendo utilizada y terminó, literalmente, ardiendo en llamas. Durante la siguiente hora, ya con todos los electrodomésticos en modo unplugged, continuaron las subidas de tensión tanto en la casa como en sus habitantes.
Llamamos a Gas Natural Fenosa, la que antes se llamaba Unión Fenosa y mucho antes Unión Eléctrica Fenosa, aunque se cambien el nombre más veces que Prince no despistan a nadie, y nos dice el agente de guardia que mirarán que puede estar pasando, que enviarán a un par de técnicos. Al cabo de un rato vemos desde la ventana a dos chicos preparándose para trepar por el poste de la luz, y nos dicen que quizá haya algo mal sujeto, suben, miran, y bajan. En tierra dicen que no han encontrado nada extraño, firman el parte, concluyen que probablmente haya sido alguna variante en alguna subestación y se van.
No volvemos a saber nada de estos dos chicos (subcontratados por Gas Natural Fenosa) ni de la propia empresa. Los días posteriores llamamos varias veces al departamento fantasma de reclamaciones, un 902 (0,0833 €/min), llamadas que son desviadas entre diferentes agentes teniendo que empezar de nuevo las explicaciones oportunas hasta el hartazgo y el patetismo. No envían a un perito ni muestran ningún interés por lo sucedido, incluso se muestran irreverentes con el cliente y en cada llamada obtenemos respuestas completamente diferentes, el fracaso tiene mil excusas. Tras seguir insistiendo, Gas Natural Fenosa responde por email, después de una decena sin respuesta, que algo estaría mal en aquel poste que no es de su propiedad, por tanto la inexistente avería sería de nuestra responsablidad, es decir, "hemos fallado la reclamación como improcedente". Admito que es una genialidad utilizar el verbo fallar para encabezar una opinión (fallo que estas lentejas no están muy buenas), pero en definitiva, todo es muy insultante. Uno de los déficits democráticos más invisibles e injustos que padecemos consiste en consentir todos estos entramados de confusión y engaño de las grandes empresas, que se aprovechan torticeramente de la ley ante las reclamaciones del cliente impotente y desquiciado al que, ay, más le vale pagar cada factura.
Como escribo estas líneas desde un blog de arte contemporáneo, y es la segunda vez en dos años que me desvío un poco del leivmotiv para hacer terapia, os pido disculpas por haceos perder el tiempo con esta pataleta lacrimógena, pero sobre todo os pido, muy a gusto, que no volváis a poner un pie en el MACUF, el Museo de Arte Contemporáneo de Gas Natural Fenosa en A Coruña. Ya está bien de que estos gigantes traten de lavar su imágen irresponsable utilizando algo tan verdadero como el Arte.

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