Revista Opinión

No, yo no negocio: O democracia y derechos humanos, O NADA

Publicado el 29 diciembre 2014 por Liberal

Señores lectores: Ayer estuve reunido con jóvenes liberales de Nueva York en una taberna. Fue un encuentro muy agradable que me hizo recordar cómo los que hoy en día se hacen llamar “liberal” en España han estafado y mentido sobre sus verdaderas intenciones. La totalidad de los dirigentes en España que se hacen llamar “liberal” nada tienen que ver con el liberalismo y sí todo que ver con la derecha. Mira, vamos a dejarnos de tonterías – yo sé que me leen algunos jóvenes que son de derechas y se han sentido decepcionados por el “giro” (para ellos, no para mí) que han visto aquí. Pues yo les invito ahora mismo a largarse de aquí porque no habrá marcha atrás en el progreso y en la lucha por los derechos humanos a nivel global que yo defiendo. Si ya no te sientes “en casa”, véte de aquí. No somos amigos entonces si no estás a favor del progreso, de la democratización, de los derechos humanos y de los avances de la sociedad. Los jóvenes liberales de Nueva York me preguntaron sobre la situación de los derechos humanos en Europa. Les dije que todavía falta mucho por hacer y especialmente a la hora de profundizar en la democratización que ahora ha sufrido un retroceso con el PP en España. Sigo dándole una importancia increíble a la alianza atlántica con Estados Unidos a la hora de defender los derechos humanos y la democracia. Sin duda, EEUU debe ser nuestro aliado, a pesar de sus fallos internos.

Yo creo, para empezar, que ya pasó la época de plantearse los derechos humanos como un método para “debilitar al adversario” como ocurría durante la Guerra Fría.

Hay un profundo choque ideológico entre dos visiones de los derechos humanos. Para algunos, los derechos cívicos y políticos están enemistados con los derechos sociales y económicos. Por si no fuera poco, estos derechos no son universales para ellos. Dicen que pecamos de un “falso universalismo”, que queremos “imponer un criterio estrecho y occidental” sobre países no-occidentales y todas aquellas culturas ajenas al mundo occidental. Los que rechazan el universalismo están representados en la izquierda y también en la derecha política.

Hace un mes cuando me reuní con coreanos y japoneses en Madrid, me comentaron como había voces en sus países que decían que la “democracia” era “incompatible con los valores asiáticos”.

Pero por suerte, ha habido oposición a esos criterios estrechos. Sin ir más lejos, Kim Dae Jung, que fue presidente surcoreano y recibió el Premio Nobel de la Paz en el año 2000 fue un gran ejemplo y héroe de la lucha contra esos criterios desfasados. Kim Dae-Jung dijo tres cosas importantes. Primero, que los ideales democráticos sí estaban presentes en la cultura asiática y que dos mil años antes de Juan Locke, el filósofo chino Mencio predicó que “la voluntad del pueblo es la voluntad del cielo”. Mencio exigió que los gobernantes respondieran ante el pueblo. En segundo lugar, Asia tenía muchas tradiciones democráticas, entre ellas la idea confuciana de que un monarca equivocado debe ser puesto en su sitio era un deber primordial del pueblo — una enseñanza previa a la declaración por la independencia americana en 1776 y luego los movimientos independentistas en Filipinas dos siglos después. En tercer lugar, que la democracia tendría éxito y se ampliaría en Asia porque la “llama continua ardiendo entre las aspiraciones de los asiáticos”. Los líderes autoritarios, dijo, pueden decir que son eficaces en el orden público y el desarrollo económico, pero las políticas que intentan “proteger al pueblo de los elementos maliciosos nunca serán efectivas si se imponen sin consentimiento”. Las mismas políticas, si se aplican mediante el consenso o después de debates públicos, “tendrán la fuerza del orgulloso pueblo asiático independiente y trabajador”.

Los asiáticos rechazaron la idea ignorante de que la “democracia era cosa para blancos occidentales”. Hoy, la democracia realmente es un fenómeno global creciente. Aunque existen variaciones muy importantes en el mundo sobre esta cuestión, la gente generalmente en cualquier país dice que prefiere la democracia por encima del autoritarismo. La gente quiere una democracia más profunda y que realmente responda a los ciudadanos. Nadie quiere dictaduras.

Siendo la democracia tan sumamente popular, no nos debe sorprender que los dictadores en potencia hoy en día no dicen rechazar la democracia explícitamente sino que optan por redefinirla a la hora de adjuntarle distintos adjetivos para demostrar que su forma de demcoracia es “indígena” a su cultura y no “servil” a intereses “occidentales”. Por eso tenemos la “democracia bolivariana” en Venezuela, la “democracia socialista” en China, la “democracia revolucionaria” en Etiopía, la infame “democracia islámica” en Irán, y la democracia liberticida en Hungría. También teníamos la democracia “soberana” en Rusia, pero ahora Putin prefiere hablar de “valores tradicionales”, tales como expresa su filósofo favorito, el nacionalista y autoritario Ivan Ilyin.

Lo que tienen en común todas estas versiones de “democracia” es un desprecio patente hacia los valores democráticos que presuponen un respeto por los derechos humanos. Los soviéticos decían que eso que defendemos aquí era “democracia burguesa” y nos ofrecían una alternativa que supuestamente era más igualitaria y proletaria. Nada de esto es nuevo y ya sabemos cómo acabaron esas “democracias” y cómo viven sus ciudadanos.

Ahora también surgen voces, sin duda equivocadas, que dicen cosas tales como “hombre, hay que respetar al Islam. No todas las culturas son iguales y no somos nadie para darles democracia”. Sois gilipollas. Basura y sin principìos realmente liberales. Déjame ser más franco aún – ninguna religión merece “respeto” de nadie. Prefiero afirmar los valores univerales de los derechos humanos y la democracia liberal para ver cómo podemos trabajar juntos y fortalecer esos principios en estas épocas cuando atacan la democracia y los derechos humanos desde países autoritarios que tienen todo hecho un estercolero en todos los sentidos. NO LES RESPETO. Yo NO respeto a ninguna, repito para énfasis – NO RESPETO A NINGUNA TEOCRACIA ISLÁMICA ni a ningún sistema totalitario sea religioso o no.

¿Eres musulmán? Pues bien, te tolero, pero no siento ningún respeto hacia tu religión.

¿Eres católico? Pues bien, te tolero, pero no siento ningún respeto hacia tu religión.

¿Eres judío? Pues bien, te tolero, pero no siento ningún respeto hacia tu religión.

Podría seguir con la lista de religiones pero ya tenéis la idea principal.

Habría que pagar un precio demasiado alto si este blog abandonara sus principios. Durante años, he defendido exáctamente los mismos principios: más democracia. Más liberalismo democrático. Por eso nos hemos ganado aquí a pulso el respeto de tanta gente diversa. Hemos sido consistentes y ha tenido efectos en el mundo liberal de habla hispana. Hemos resistido las tentaciones totalitaristas y hemos optado por querer defender el desarrollo de más democracia a nivel global. ¿Sabéis lo difícil que eso ha sido para nosotros? Mirad, yo personalmente a veces salgo del Lincoln Tunnel en Manhattan y me siento mareado. No me puedo creer que haya llegado tan lejos. El otro día me quedé tan atontado que un señor vendedor me preguntó si necesitaba ayuda. Me quedé congelado en el medio de una esquina en Manhattan porque no podía creer que en tantos años hemos conseguido tanto aquí en este blog. Parecía yo que estuviera drogado, pero realmente estaba pensando mucho. Yo siento que estoy en lucha con todos los liberales del mundo que luchan contra sus sistemas desfasados y totalitarios. Sería un error gravísimo adoptar una actitud de neutralidad hacia aquelos regímenes dictatoriales porque entonces los liberales no seríamos ejemplo de nada para aquellos que luchan contra esos gobiernos en esos países dirigidos por criminales y/o terroristas (valga la redundancia).

Ningún dictador autocrático es “amigo” ni mucho menos colaborador o aliado. No nos quieren, no quieren saber nada de nosotros los liberales. Yo no estoy dispuesto a vender mi identidad liberal por un potage financiero corto-placista ni mucho menos quiero quedarme callado ante los abusos asquerosos del Islam.

Entiendo que este blog no es nada a nivel global. Pero sí tenemos una voz poderosa a nivel de habla hispana. Es de gran importancia reafirmar nuestro compromiso con el universalismo democrático, seguir purgando esta web de fascistas (sí sí, VÉTE DE AQUÍ si te sientes aludido o te voy a destruír públicamente y con datos, con el carácter de mis sermones bíblico-protestantes si hace falta), y eliminar el cinismo del relativismo post-moderno aquél de “no podemos imponer democracia a nadie”.

Con respecto a la pregunta que me hizo un joven el otro día sobre si yo seguía creyendo en Dios, diré esto:

Todo ser humano ha sufrido dudas sobre la existencia de Dios. Si nunca has dudado de la existencia de Dios, mientes. Eres un sucio pecador mentiroso y a mí no me vas a engañar. Mis sentimientos no son los de Dios. Dios es Dios. Mis sentimientos no definen la “verdad”. La Palabra de Dios es la que define la “verdad” a nivel teológico. Mis sentimientos son ecos y respuestas de mi propia percepción de la vida o la naturaleza. Muchas veces, mis sentimientos están fuera de órbita o son incompatibles con la Palabra de Dios en la Biblia. Cuando eso ocurre, y ocurre a diario, no intento someter la verdad bíblica a mis sentimientos imperfectos. Simplemente, no me queda otro remedio que darme cuenta de mi imperfección y sentir desesperación. Yo no doy la talla, porque soy un pecador imperfecto. No pretendo ser perfecto. Soy un pecador, un hombre depravado y solo la gracia de Dios nos puede salvar desde mi criterio teológico.

A veces mi fe ha sufrido mucho daño. Muchas veces he sentido dudas, debilidad, sufrimiento. Y es que, los hombres nos dejamos llevar por “lo religioso”. Eso es basura pura. La religión es ajena a Dios y especialmente a la fe. Yo solo sé que tengo fe en Dios y lo demás es secundario. Sólo sé que soy un pecador depravado que no merece nada de Dios y que solo por su gracia me puedo salvar. Pido perdón por mi soberbia en cuestiones teológicas en el pasado. He pecado de arrogancia y de intentar saberlo todo en el ámbito espiritual. Lo cierto es que no sabemos nada de Dios más allá de su gracia y misericordia expresada en la Biblia.

Un saludo a todos mis lectores fieles que me han hecho saber estas cosas y que han estado conmigo desde los inicios de este proyecto. Os debo mucho y a mi Dios.

¡Por un mundo más libre!


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