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La Academia sueca ha concedido el Nobel de Fisología y Medicina a Robert G. Edwards, a quien algunos consideran el padre de cuatro millones de individu@s, que han nacido en el mundo desde que se llevó a cabo en 1978 el primer embarazo conseguido a partir de una fecundación extracorpórea.
Cuatro millones de mujeres, cuya vida era un fracaso porque les faltaba la alegría de la maternidad. Un trabajo auténticamente milagroso. La respuesta a la oración de cuatro millones de personas. Hermoso, verdad? Pero no se dice nada de los 30 millones de personas, cuya vida está en suspenso, congelados en nitrógeno líquido a 196 grados bajo cero. Muchos otros se quedaron en el camino, al no superar los controles de calidad que sus fabricantes les impusieron.
Consecuencia de la FIVET es la maternidad subrogada; en India, existe la posibilidad de la entrega de embriones por correo a una madre de alquiler con el compromiso de devolver el bebé al final del embarazo. Aunque esto viene ocurriendo desde hace tiempo, no se le ha dado publicidad hasta esta semana cuando los funcionarios de aduanas indios en Mubai incautaron un cargamento de embriones congelados procedentes de los Estados Unidos. Tenían que haber sido implantado en madres de alquiler de India. Han sido detenidas dos personas, que insisten en que esa práctica no es ilegal.
Me comentaba recientemente Miguel, muy buen amigo mío, su alegría por haber sido recientemente abuelo de nuevo. Su hijo y su nuera habían intentado conseguir un hijo como fuese, es decir, habían acudido a un centro en el que habían tenido varios intentos sin éxito de conseguir el hijo. Se habían quedado insatisfechos y sin dinero. Pasado algún tiempo, su alegría ha sido inmensa al tener un hijo a la antigua usanza.