Las decisiones van generando unas raices que nos van impidiendo dar pasos más seguros, caminando entre pantanos... uno va haciendo que las cosas sean más difíciles... cada decisión va haciendo que nos agreguemos grilletes a lo que queremos... puede ser por eso que admiro y envidio a los que han sido capaces de vivir más vidas dentro de su vida... equivocándose y levantándose nuevamente... a ellos los admiro más que a esos que se pasean por la vida con el éxito en su frente... por eso me gustan los perdedores... ellos son los verdaderos maestros de la vida... no los sacerdotes, ni los profesores universitarios... siempre va a ser más interesante escuchar a un mendigo que a un coaching... o peor a esos que nos aleccionan como Pilar Sordo o el ex humorsta Coco Legrand que por influencia de la sicóloga empezó a enseñarnos a "vivir mejor" como esos libros de "¿quién se robó mi queso? y otros... Hay momentos en que la libertad se acaba, o parece acabarse y las decisiones se llenan de bocas que alimentar, de miedos, de dinero o de autoengaños que hacen que la monotonía se encargue de llenar la piel de arrugas y la cabeza de canas... ahora lo entiendo mejor, están las ganas... pero hay otras decisiones que hacen que no podamos hacer todo lo que nos gustaría.
La silueta de las carretas se aprecia al horizonte, es el circo Alberti que se asoma a la ciudad, al mando de éste Albert (Åke Grönberg) un hombre mayor que pese a ser el dueño del circo, cada día está más cerca de la pobreza.
El vive con Anne (Harriet Anderson) que es la encargada del número con caballos, como una bella amazona... al llegar a la ciudad montan el circo entre todos levantando los grandes parantes para que la gran carpa indique que el circo ya está en pie. El problema es que perdieron gran parte del vestuario... así que la única opción que queda es ir literalmente donde los actores para que les presten ropa para el espectáculo y así hacer un desfile por la ciudad de las atracciones que el circo trae... que, dicho sea de paso, están a muy mal traer.
Los actores de teatro en pleno ensayo, son interrumpidos por Albert y su mujer, el Señor Sjuberg (Gunnar Björnstrand) es el director del teatro y con la arrogancia normal de algunos actores de teatro, sobre el resto de los mortales, además de burlarse de los harapos de los visitantes accede a la petición, pero con la condición de que su compañía pueda ver la función que el gran Circo Alberti realizará ésta noche... así la presentación en las calles puede realizarse... antes de salir Anne no pasa desapercibida para Frans (Hasse Ekman) y ambas miradas se cruzan... ahora sí la presentación comienza... pero también es detenida por las policías. Al volver a casa Albert le dice a Anna que aprovechará de pasar a ver a sus esposa y a su hijo que no ve por años... cosa que a Anna le envuelve en celos.
Es dificil escapar de los nudos que uno va hilando en la vida, para Albert su prisión son las lonas que levantan el circo, desearía mucho dejar de depender económicamente de los harapos que las telas presentan... volver donde su antigua esposa y sus hijos que ya ni le reconocen... a su vez, Anna desearía un poco más de dinero para surgir, casarse con alguien, pero su propia pobreza le impide soñar... el circo se convierte en el maldito lugar que los atrapa y les da de comer, los obliga a viajar y a olvidar la palabra estabilidad, que en algún momento golpea la puerta de nuestras vidas... para tratar de quedarse. Mientras que la dignidad parece alejarse para que las humillaciones sean actrices de primera línea en la pista del vivir.
El circo Alberti es un circo triste, porque los hombres son prisioneros de su ser, sumergiendo sus penas en forma paulatina, en que cada suspiro es más lento como si el alma se escapara, tratando de ser más libre, sin sueños, sin vida... sin sombras... al final la carretas del circo prefieren seguir deambulando como sombras por los antiguos caminos, tratando de dar un poco de alegría en medio del infame mundo de la desesperanza. Algunos de mis conocidos no tienen circos, pero han ido de a poco creyendo que se encuentran atados al destino... como si éste fuera el futuro... nadie puede estar atado al futuro, porque no existe, y el pasado tampoco... por lo mismo se puede dejar el circo, como alguna vez lo hizo la esposa de Albert... para ser realmente feliz... lo dificil (y lo entiendo) es tomar decisiones valientes que nos hagan volver a nacer... eso es crecer...
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Gycklarnas afton en wikipedia
4.- Escenas