Por: Verónica Ramírez Q.
“Tu cielo tiene un encanto, Se oyen pitos y sirenas, Se alegra mi corazón, Es noche Barranquillera”, Bananas
LA GUACHERNA

“Faroles de lucero, girando entre la noche, la brisa es un derroche de sones cumbiamberos…”, desde el amanecer del viernes 1 de febrero no pararon de sonar los versos de esta tradicional canción. Y es que ni más faltaba, no era un viernes cualquiera, era un viernes de guacherna.
Alrededor de las 5 de la tarde de ese viernes, las comparsas se terminaban de preparar, coordinaban su ubicación para la salida y aseguraban una que otra reserva dentro de su estómago, para que el hambre no atacara durante el largo recorrido.
Mientras tanto el público, no se quedaba atrás. Desde muy temprano llegaban a la carrera 44 y no precisamente para coger el bus que los llevara rumbo a casa, si no para encontrar la mejor ubicación que les permitiera gozar desde muy cerca, el rumbo que iba a llevar el espectáculo más esperado por todos en la época de pre carnaval.
Cuando se acercaban las 7 de la noche, ya el público comenzaba a inquietarse, y mientras varias caras largas se asomaban, con la esperanza de ver el carro de bomberos que abre los desfiles de carnaval, en otros, esto no era motivo para opacar el espíritu carnavalero que estaban viviendo.


“Locura de colores, las calles de Curramba, tambores de parranda, ahí viene la Guacherna”….y efectivamente venía la guacherna, esa misma que en el año de 1976 volvió a recuperarse gracias a Esthercita Forero, a quien se le hizo un homenaje por medio de faroles que acompañaron a la mayoría de comparsas.


Al son de los Reyes del Carnaval, las comparsas de fantasía, los disfraces poco comunes, la cumbia cienaguera, y otros bailes como el garabato, este recorrido empezaba a entusiasmar a todo el público asistente que disfrutaba del espectáculo.
La protagonista del desfile, Daniela Cepeda Tarud, desbordaba alegría y euforia, bailando al ritmo de tambores y grupo de millo, con su disfraz denominado “Danza a la vida”, que hacía alusión a la muerte que aparece en la danza del garabato. Estos contrastes entre vida y muerte generaron en Daniela un derroche de emociones, que lograron contagiar a todo el público presente.



También se hicieron presente las imitaciones a los grandes personajes como Barack Obama, Ossama Bin Laden, y hasta de la creadora de este espectáculo, Esthercita Forero, personificada por barranquilleras que aún conservan la imagen de la novia de Barranquilla.
El público tampoco se quedó atrás en cuestiones de disfraces, negritas pulloy, monocucos, marimondas y demás, también hicieron su propio festejo desde el lugar donde estaban ubicados, y a pesar de que ellos resaltaron una mejor organización en la guacherna, aún hace falta más compromiso y responsabilidad por parte de los actores de este recorrido, pues, aunque el número de comparsas de monocuco sin coordinación, disminuyó a solo 11, los protagonistas de este disfraz deben guardar su compostura y tratar de organizar una coreografía que aporte al carnaval de Barranquilla.


Pero a la hora de la verdad, lo anterior no impidió que tanto las comparsas, como el público de la Guacherna, gozaran y disfrutaran de este desfile tan esperado en pre carnavales, dándole paso a esa mezcla entre alegría, jolgorio y diversidad, que se vive durante 4 días, en la ciudad: capital Americana de la Cultura.



“Y una suave brisa, llena el firmamento,
Y estrellas y luceritos que alegran mi pensamiento”, Bananas
CARNAVALADA

Las obras de teatro, se han convertido en un gran espectáculo, en el cual se fusionan la comedia y el drama, pues no hay dolor sin sonrisas, ni llanto sin carcajadas. Las obras son realmente divertidas, que aunque no nos cuentan quizá la historia de nuestro carnaval, sí revelan todas las situaciones que se pueden vivir en los 4 días de festejo y alegría en nuestra ciudad.
Las obras de este año, como fueron: “Los amores de Rosita”, de la Asociación Cultural Ay Macondo, “Parece Blanca”, de la Facultad de Artes ASAB de Bogotá, y “Amore Mimo”, del Circo Medellín, se caracterizaron por su interacción con los asistentes, al momento de interpretar varias de sus escenas. Gracias a esto, el público se sintió más involucrado en el arte, respirando teatro en carnaval, lo cual, ha llegado a convertirse en algo bastante particular y llamativo con el pasar de los años.






En la carnavalada también hubo espacio para las danzas como “Las Farotas”, “Danza de Goleros y Diablos y Arlequines”, entre otras, para rendir homenaje a los 200 años que cumple nuestra ciudad. Así mismo, hicieron presencia los grupos musicales para que los asistentes bailaran y disfrutaran de los clásicos costeños, que han hecho del carnaval, un festín de reliquias musicales, puesto que, las canciones que bailaban mis abuelos, aún las canto y las bailo en los 4 días, y si las vuelvo a escuchar en otro lado del mundo o en otra vida, las seguiré cantando.

Yo por mi parte, siento que esto, si es un verdadero carnaval, en el que existe una mezcla entre arte, cultura, diversidad y tradición, donde todos somos uno solo, disfrutando de un mismo jolgorio, que trae inmerso grandes aprendizajes de la vida cotidiana, representadas en un escenario a través de los bailes, el teatro e instrumentos musicales.