Debemos recordar que dentro de cada persona persiste el niño que fue cuando contaba con pocos años de vida. Que en cada persona se guardan “las grabaciones” de los mensajes de sus padres. Y que está junto al estado del Adulto, que observa y juzga la realidad tal como es.
En base a esto podemos definir un Estado del Yo como un sistema de sentimientos completado por un número relacionado de pautas de conductas.
Existen tres categorías del Yo:
- Padre o también llamado exteropsíquico evoca la figura de los progenitores.
- Adulto o neopsíquico valora con autonomía la realidad tal como ésta es.
- Niño o arqueopsíquico evoca acontecimientos internos fijados en la primera infancia.
Un individuo muestra en cualquier momento, un determinado estado del ego, sea este el Padre, Adulto o Niño. Junto a ello las características personales de cada individuo determinan la rapidez con la que cambia de un estado a otro, de modo que hay personas que se mantienen durante pocos segundos en un estado y en breve pasan a otro estado y personas cuyos cambios de estado son menos frecuentes.
El psiquiatra Eric Berne representó los estados del ego en un diagrama estructural representado por tres círculos uno encima del otro y los denominó en letras mayúsculas: PADRE, ADULTO Y NIÑO.
El Padre está constituído por una amplia biblioteca de grabaciones de acontecimientos, de carácter externo, vividos por el sujeto en la primera etapa de su vida, que alcanza, aproximadamente, hasta los cinco años.
Debemos recordar que el cerebro humano actúa como un magnetófono de alta calidad que permanentemente está grabando acontecimientos. En estas grabaciones una de las pistas recoge los sucesos y otra los sentimientos asociados a la misma. Las grabaciones más importantes de el periodo referido son aportadas por las acciones de los progenitores, padre y madre, (o por quien hace sus veces , incluidos abuelos o tutores) en un periodo anterior al nacimiento social del individuo (antes de ingresar en la escuela).
Evidentemente esas experiencias grabadas son únicas para cada persona, son las grabaciones de sus vivencias reales. No pasan por el filtro alguno pues la persona carece de capacidad para juzgarlas. Las experiencias se toman tal cual vienen, sin modificarlas o corregirlas.
En el padre se encuentras mensajes positivos: los abrazos y besos de un padre o una madre, los gestos de aliento, el consuelo.
También en el padre se encuentran amplias grabaciones del ”no: eso no se hace, no se dice, eso no se toca". Las expresiones de reprobación de ira, de rechazo que recibe o percibe el niño quedan también grabadas.
Dentro del PADRE se distinguen dos categorías:
- El padre protector que coge las experiencias agradables habidas en el contacto con los progenitores, que le mima, cuida, protege y alienta.
- El padre crítico grabaciones en forma de reglas sobre lo que debe y sobre lo que no debe hacerse, sobre lo que es aconsejable y sobre lo que es reprobable.
Es de resaltar que el contenido de estas grabaciones es tomado por verdad por el niño, en una percepción inevitablemente acrítica.
Todas estas grabaciones son importantes para la simple supervivencia social y hasta física del niño y además suponen poco esfuerzo en el aprendizaje. Se trata del concepto enseñado de la vida.
Por otra parte un contenido excesivo de estas grabaciones puede llevar a una visión errónea de la realidad o en otro caso a constituirse en función en exceso protectora y asfixiante.
Todo ello sin que obste para que la persona pueda tomar determinaciones activas sobre esos contenidos (Adulto), pues el Adulto está en condiciones de asumir o rechazar los valore morales que estas grabaciones incluyen.
Desde una perspectiva de gestión es de destacar que cuando actúa el Padre en la organización, se muestra como decisor rápido en situaciones estandarizadas pues aplica inmediatamente sus reglas y valores.
Fuente:Begoña Viña. Blog Observatorio de Empleo.