CineMAD…por César del Campo de Acuña.
Dirección: Jonathan Demme.
País: Estados Unidos.
Año: 1991.
Duración: 118 minutos.
Género: Crimen. Drama. Thriller. Terror.
Reparto principal: Jodie Foster, Anthony Hopkins, Scott Glenn, Ted Levine, Anthony Heald, Diane Baker, Brooke Smith, Tracey Walter, Kasi Lemmons, Chris Isaak, Charles Napier, Roger Corman, Frankie Faison, Paul Lazar y Daniel von Bargen.
Guión: Ted Tally adaptando la novela de Thomas Harris.
Música: Howard Shore.
Fotografía: Tak Fujimoto.
Montaje: Craig McKay.
Diseño de producción: Kristi Zea.
Dirección artística: Tim Galván.
Vestuario: Colleen Atwood.
Estreno en Estados Unidos: 14 de febrero de 1991.
Estreno en España: 6 de septiembre de 1991.
Nos han dejado solos, Clarice – El silencio de los corderos
Pienso que a todos los cinéfilos y aficionados al séptimo arte hay películas que les evocan ciertos periodos y que no pueden concebir visionarlas fuera de la temporada con la que el subconsciente las relaciona. Evidentemente resulta obvio que hay obras que por su ambientación, argumento y temática no les hace falta establecer tal conexión a nivel subliminal como por ejemplo el eterno e inolvidable clásico festivo Qué bello es vivir (Frank Capra – 1946). Sin embargo, hay otros filmes que sin contar con ese punto referencial que les otorga una fecha señalada se convierten en claros referentes estaciónales a los que solo volvemos cuando es el momento propicio del año. Una de esas cintas que, a nivel personal, no puedo repasar a no ser que nos encontremos en ese prodigiosa época en la que las hojas de los árboles se tornan color marrón, a la par que una refrescante sensación de humedad cubre las calles es El Silencio de los Corderos.
Es probable que el culpable de tal reflejo sea el director de fotografía Tak Fujimoto gracias a su trabajo con las tonalidades lumínicas en las diferentes escenas que componen la más laureada obra de Jonathan Demme o puede que simplemente el matiz que el propio Demme imprime a la película, basada en la novela de titulo homónimo escrita por Thomas Harris, sea el responsable de mi incapacidad para visitar al Dr.Lecter en otra estación que no sea el otoño. Sea como fuere y dejando a un lado esa particular apreciación, toparse con una cinta que supere en algo más que en fama al escrito original en el que se basa, es tan poco común como sorprendente para crítica y publico ya que otorga mediante la imagen una universalidad a los personajes difícilmente igualable por la imaginación colectiva. Ese monstruo que Harris creo en 1981 resulta tan vivo, cercano y aterrador gracias a la sobrecogedora puesta en escena y representación que el actor de origen Gales, Anthony Hopkins, hizo del psiquiatra más famoso de la historia con permiso de Sigmund Freud.
La transformación de Hopkins es tan exquisita como los refinados modales del personaje al que da vida. El intérprete es capaz de proyectar una compleja sensación de inquietud tanto a los que comparten escena con el como a los que le observan desde la seguridad de sus hogares. Por momentos, durante un delicioso “In crescendo” hábilmente orquestado por Jonathan Demme y Ted Tally, Hopkins en cada escena parte desde la cercana personalidad de un amistoso y extremadamente educado ser humano para terminar revelando, poco a poco, a ese complejo y extremadamente inteligente asesino que mira con ojos vacíos pero cargados de lógica y razón a la cámara. En gran medida y sin su concurso, la película no se sostendría ya que la acentuación de la misma, con permiso de la trama principal, recae en los encuentros entre el Dr.Lecter y la agente Clarice Starling. Lo majestuosidad de la labor realizada por el oscarizado interprete británico se aprecia más allá de sus acciones y aunque es precisamente en uno de los momentos en el que el personaje hace más que dice donde aprecio con mayor rotundidad el salvajismo que su aparentemente frágil figura es capaz de generar, es en su discurso pausado e incisivo donde se esconde ese gran villano de la historia del cine.
Esa dimensión alcanzada por medio del dialogo solo se puede adquirir por medio de una camaleónica interpretación y por una efectista dirección, que por momentos rallaría en lo vulgar si no fuera por algunos instantes de inusitado genio que transforman la película de oferta de sobremesa a sobresaliente obra del suspense. Demme no es un cineasta especialmente brillante al que le alabe el gusto de su propia torpeza ya que suele ser deslumbrado por aquellos a los que dirige, pero hay que reconocer que su visión de cómo mostrar ante la cámara a un actor convencido y en estado de gracia es única y así consiguió hacer palpable esa desconcertante sensación que el Dr.Lecter provoca en Starling, en el publico. Si se fijan, en la mayor parte de los encuentros entre los dos personajes claves de esta cinta, cuando Lecter habla directamente a Starling, un primerísimo primer plano de Hopkins mirando fijamente a la cámara se adueña del metraje mientras que, aun estando en la misma secuencia, una vez se abre el plano y las dos figuras comparten el set, el monstruoso psiquiatra parece no mirar fijamente a la joven investigadora del FBI.
Evidentemente y a tenor de cómo he titulado esta nueva entrega de CineMAD no olvido la fantástica y memorable labor realizada por una Jodie Foster capaz de dar replica a Hopkins sin ser devorada por la arrolladora personalidad del fascinante Lecter. Starling es sabiamente representada por Foster como una mujer de aspecto frágil pero de carácter tenaz y resuelto a pesar de todas las adversidades a las que ha de hacer frente. Salvando la evidente distancia entre los dos personajes, encuentro ciertos paralelismos narrativos entre ellos, al ser presentados como una escasa amenaza para aquellos con los que comparten entorno. Si observan Starling no parece un peligro para sus colegas de profesión, ni para los criminales a los que persigue e incluso en algunos momentos del metraje parece estar fuera de lugar y es esa especial condición en la que Foster se apoya para construir su puesta en escena.
Foster por medio de su sensacional interpretación es capaz de quitar el acento de los momentos más impactantes para ponerlo justo donde todos los espectadores recuerdan, que no es otro que la estupenda partida de ajedrez entre ella y Hopkins. Si bien es cierto que su personaje no es igual de memorable que Lecter, sin Foster la cinta habría perdido profundidad como se pudo comprobar en la discreta Hannibal, secuela dirigida por Ridley Scott estrenada en 2001 que prefiere centrar su valor en las truculencias a las que puede llegar el buen Dr., antes que en un fastuoso desarrollo narrativo de los personajes como si ocurre en El Silencio de los Corderos.
Con todo esto dicho no quiero que me malinterpreten; No sostengo que el duodécimo trabajo, netamente cinematográfico, de Jonathan Demme sea un producto deficiente puesto que la mayor parte de los elementos que lo componen rinden a un nivel notable (fotografía, banda sonora, efectos especiales…), pero si la puedo acusar de ser una cinta que es salvada de la hoguera de lo común por la imperecedera puesta en escena de los protagonistas y una sorprendente adaptación de la obra original. Personalmente creo que Demme se dejo llevar por los que le rodeaban añadiendo muy poco de su personalidad como cineasta a la obra. Curiosamente esta “entrega de responsabilidades” resulto positiva ya que los momentos en los que la narración se centra en los dos personajes compartiendo escena compensan la poca singularidad que parece asfixiar a la producción con un manto de profunda vulgaridad en los contados momentos en los que Starling y especialmente Lecter, no están en pantalla.
A pesar de todo, que las poco sutiles maneras de Demme no les priven de disfrutar el sensacional conjunto que es El silencio de los corderos; una estupenda película que demuestra como en ocasiones las adaptaciones cinematográficas de novelas de éxito pueden llegar a igualar e incluso superar a los textos en los que se basan cuando los implicados en llevarla acabo son concientes de la responsabilidad que contraen para con el autor, los lectores y los posibles espectadores. Sin lugar a dudas, un clásico de culto del cine popular de los 90, que gracias a un inconmensurable Anthony Hopkins ha encontrado un lugar en la historia muy alejado de la simple frase “Buenas noches, Clarice”.
Curiosidades:
- Aunque resulta difícil imaginar a otro actor que no sea Anthony Hopkins interpretando al Dr. Hannibal Lecter lo cierto es que muchos otros quisieron interpretar al refinado asesino. Robert Duvall, Jack Nicholson, Robert de Niro, Patrick Stewart, John Hurt o el Hannibal original, Brian Cox (en Hunter, película de 1986 dirigida por Michael Mann) se interesaron por el papel aunque el que más cerca estuvo de convertirse en el monstruo tras el cristal fue Jeremy Irons, que rechazo el papel para convertirse en Claus Von Bülow en El misterio Von Bülow (Barbet Schroeder – 1990).
- Lo mismo ocurre con el personaje de Clarice Starling. Resulta prácticamente imposible imaginarla con otro rostro que no sea el de la oscarizada Jodie Foster pero, del mismo modo que ocurrió con Lecter, la intérprete no fue la primera opción para el papel. Michelle Pfeiffer, Meg Ryan y Melanie Griffith rechazaron el guión por la controversia que podía generar el papel.
- Por si tienen morbosa curiosidad el personaje Buffalo Bill (interpretado por Ted Levine) esta basado en los asesinos en serie Ed Gein, Ted Bundy y Gary Heidnick.
- El siseo característico emitido por el Dr. Hannibal Lecter, fue inventado e improvisado por Anthony Hopkins. El intérprete lo realizo de manera espontánea mientras se filmaba una de sus escenas y todo el mundo pareció gustarle.
- El silencio de los corderos se basa en la relación real que el profesor de criminología de la Universidad de Washington Robert Keppel mantuvo con Ted Bundy con el objetivo de resolver los crímenes de The Green River Killer.
- La película es una de las tres que se han hecho con los cinco Premios Oscar principales (Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión, Mejor Actor y Mejor Actriz) hasta la fecha. Las otras dos son Sucedió una noche (Frank Capra – 1934) y Alguien voló sobre el nido del cuco (Milos Forman – 1975).
- Jodie Foster ha declarado que la burla proferida por el Dr. Hannibal Lecter relativa a su acento sureño (en la versión original) en el primer encuentro entre los dos personajes fue improvisada por Anthony Hopkins en el set de rodaje. La horrorizada reacción de Foster fue genuina dado que se sintió atacada personalmente aunque no obstante la actriz agradeció a Hopkins por ser capaz de generar una reacción tan genuina en ella.
- Anthony Hopkins ha llegado a decir que el veía a Lecter como a HAL de 2001: Una odisea del espacio (Stanley Kubrick – 1968). El actor de origen Gales opina que Lecter, como HAL es extraordinariamente complejo, extraordinariamente inteligente y una extraordinariamente lógica maquina de matar que parece saber todo lo que ocurre a su alrededor.
- Después de leer la novela, Jodie Foster intento comprar los derechos de la misma a su autor (Thomas Harris) para encontrar que Gene Hackman se le había adelantado.
- Es el único film, hasta la fecha, que podría ser considerado perteneciente al género de terror que ha ganado un Oscar a la Mejor PelículaEl exorcista (William Friedkin – 1973) y Tiburón (Steven Spielberg – 1975) llegaron a estar nominadas a la mencionada estatuilla pero no la consiguieron.
Premios:
- 1992 – 64. ª Edición de los Premios de la Academia: Cinco Premios Oscar a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor Principal, Mejor Actriz Principal y Mejor Guión Adaptado. Nominada a Mejor Montaje y Mejor Sonido.
- 1992 – 49. ª Edición los Globos de Oro: Un Globo de Oro a la Mejor Actriz Principal. Cuatro nominaciones a Mejor Película Dramática, Mejor Actor Principal, Mejor Director y Mejor Guión.
- 1992 – Premios BAFTA: Galardones al Mejor Actor y a la Mejor Actriz. Nominada a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Adaptado, Mejor Banda Sonora, Mejor Fotografía, Mejor Montaje y Mejor Sonido.
- 1991 – 41. ª Edición del Festival Internacional de Berlin: Oso de Plata al Mejor Director (premio compartido con Ricky Tognazzi por Norte-ultras-sur). Nominada al Oso de Oro a la Mejor Película.
- 1992 – 17. ª Edición de los Premios César de la Academia Francesa: Nominada al César a la Mejor Película Extranjera.
- 1991 – Premios Círculo de Críticos de Nueva York: Cuatro Premios a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Mejor Actriz