¿Nos sanamos de milagro?

Atribuir la sanación a un mero milagro, es querer restarle el poder, la importancia y el protagonismo al paciente. Decir que la sanación "fue obra de un milagro" - frase arcaica y llena de supersticiones - es querer mantener al enfermo atado de pies y manos a los fármacos, a los médicos y a un Dios que te cura por su exclusiva voluntad.

Cuando la mente no encuentra una explicación "racional" de algo en particular, se lo atribuye a un milagro. Estos eventos inexplicables ocurren cuando nuestra sabiduría interior se pone en sintonía con la inteligencia universal. Un ejemplo es el de Albert Einstein. La ley de relatividad estaba allí presente desde la eternidad, esperando ser descubierta, hasta que este genio logró conectar su sabiduría intuitiva con esa inteligencia superior. No fue obra de sus conocimientos, ya que los descubrimientos surgen de forma súbita, uniendo conceptos aparentemente separados.

Dios no juega con nosotros como si fuéramos fichas de ajedrez, no dice a ti te curo y a ti no. ¡Nadie se cura de milagro!. Se cura cuando equilibra lo que siente con lo que piensa y con lo que hace. No existe la curación de milagro. Alcanza con salir de la vida y el entorno que nos enferman. Es suficiente con hacer consciente lo que nos daña, tomar cartas en el asunto y comenzar hacer de nuestra vida algo auténtico.

Detrás de cada "milagro" hay una inteligencia imperando. Los mal llamados milagros son nada mas y nada menos que el resultado de haber podido escuchar a nuestros corazón, lugar donde reside nuestra sabiduría intuitiva. Cuando logramos conectar con nuestro Dios interior, con nuestra inteligencia, nos sanamos. Cuando logramos darnos cuenta de todo aquello que nos enferma, nos sanamos, nos hacemos cada vez más sabios, poderosos, conscientes. ¡Ese es el verdadero milagro!. El despertar es el milagro!.

El único milagro es que todo guarda una inteligencia escondida, el mundo entero es inteligencia, tu cuerpo es inteligencia, las galaxias girando son inteligencia en acción. El milagro es descubrir la inteligencia del universo.

¡Bendiciones infinitas!.

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