Revista Cine

Nosferatu, de Herzog, sobria revisión del espíritu del vampiro

Publicado el 02 abril 2011 por Carmelo @carmelogt

Reconozco que no he visto la película de Murnau de 1922 y eso que es una obra cumbre dentro del cine. Pero no me hace falta para decir que este Nosferatu de Herzog es una excelente apuesta cinematográfica de obligada visión.
Nosferatu, el muerto-vivo, es Klaus Kinski y su actuación y caracterización es sobresaliente. Y su amada es Isabela Adjani en el papel de Lucy. Ambos son los protagonistas principales, sin olvidar a Bruno Ganz, Hutter, aventurero en los bosques de Transilvania, valiente, más bien temerario, que sucumbe ante el “maestro”, el jefe de los vampiros, el Conde Drácula.
La sobriedad es, en mi opinión, virtud de esta versión, la sobriedad, casi austeridad, reflejada en los escenarios, tan reales que da la impresión de que se han utilizado restos de castillos y no se ha tocado casi nada, lo cuál, en el fondo, moderniza este remake y lo hace creíble al máximo.
La introducción de las ratas y la peste bubónica conlleva la introducción del miedo colectivo en la ciudad, y cuando las instituciones han desaparecido -el alcalde ha muerto - entonces los apestados celebran sus comidas en medio de la plaza, porque ya están perdidos. Eso es lo que el vampiro hace en la sociedad, traer el miedo y la desorganización, en ese viaje en barco en ataúdes negros y velas rojas, como la sangre.
Otro aspecto que me gusta es la veracidad de los rostros de los gitanos de Transilvania. Se puede decir que en ese entorno se hace serio el ambiente de superstición, la creencia en los hijos de la noche que chupan la sangre de los que están vivos.
El castillo de Nosferatu es en principio un pequeño salón dónde Klaus Kinski intentará chupar la sangre de la herida de Hutter, eso en su interior; en su exterior, sobresale esa cripta oscura dónde el abogado descubrirá al conde en su sueño eterno.
Nosferatu es terrorífico, pero también es cierto que su delgadez extrema, su color blanco de muerto y sus ojos oscuros dan casi lástima. Está claro que ese hombre necesita la sangre humana. Reseñable también la posición casi horizontal de sus manos cuando ataca a sus víctimas, la principal Lucy. Ésta ya tiene un sueño premonitorio al principio del film, un murciélago muy negro envuelto en neblina desplegando sus alas.
¡Hay tantas razones para considerar una obra de referencia a esta película! Por ejemplo, la música, Wagner entre otros, otro ejemplo, los cuadros de El Bosco, otro, esos edificios, esa ciudad acabada por la peste y sufriendo la locura del terror de algo extraño y desconocido.
A diferencia de otras pelís vampirescas en las que se aísla a la víctima para sentir el temor, aquí es el miedo colectivo lo principal. Una escena muy representativa de esto es la llegada del barco a Wismark con el capitán atado al timón y muerto y una niñita abajo tosiendo.
Van Helsing es aquí un viejo doctor aferrado a la ciencia que no quiere reconocer que algo raro está pasando hasta el final, cuando ya el matrimonio Hutter ha sido “mordido” por el murciélago jefe. Entonces clavará la estaca y será detenido por ello, sin cárcel para ser recluido debido a la aniquilación de la ciudad.
No todo acaba con esa estaca. Hutter acabará huyendo a caballo en una llanura marrón interminable… ¿No tenemos todos algo de vampiros?

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