Nostalgia

La exposición de antiguos vehículos de la Guardia Civil y que se recoge en la imagen, me llevó a tiempos pasados, cuando rodar entre Hospital y Barzana a más de ochenta kilómetros por hora, a la orilla del Narcea, era tanto una valentía como un acto de fe, pensando en la velocidad que podía alcanzar el ochocientos cincuenta, lejos del poderoso Renault diez, como el que muestra la fotografía, y del que la benemérita tenía varias unidades.

Pepe, taxista a tiempo libre y trabajador de la construcción cuando se terciaba, alquilaba el suyo a viajeros ocasionales y pasaba a más de noventa después del Puente de San Martín, en la recta hoy limitada a cincuenta, para ver la pintada que dura todavía hoy: Los Dolores de Miranda no necesitan propaganda. El “prau” donde se celebraba la romería, junto a la iglesia, se parceló hace años y ahora luce una hermosa vivienda unifamiliar. Las truchas escasean tanto en el Narcea como en el Pigüeña hoy en día, y por la carretera se suele esconder algún vehículo provisto de cinemómetro para amargar la excursión a los domingueros despistados. Cangas de Narcea queda más cerca que antes, por lo menos en tiempo y Pepe, con unos cuantos años más encima, disfruta de un mejor automóvil para él solo. No todo tiempo pasado fue mejor, pero alguno se echa en falta; así es la vida.