Hoy ha sido ejecutado Jesús, también llamado el Cristo, el Nazareno, o el Rey de los judíos.Varón, natural de Belén de Judea, nacido en tiempos del emperador Augusto y siendo Herodes el Grande rey de Judea. Pasó la mayor parte de su infancia y juventud en Nazareth (Galilea). Su lengua materna era el arameo, en su variante dialectal galilea. Es probable que conociera también el griego, el hebreo e incluso el latín.Trabajó de artesano, habiendo aprendido el oficio de su padre. Cumplidos los treinta años, Jesús comienza una actividad incesante que le lleva a recorrer Galilea, así como las regiones de Decápolis y Fenicia. Durante estos años, su actividad no entra en conflicto con la autoridad romana, aunque sí despierta el recelo de fariseos, saduceos y herodianos. El consejo supremo y tribunal dejusticia judío, Sanedrín, encuentra que Jesús presenta una amenaza para el judaísmo, así como para la difícil relación con las autoridades romanas. Jesús es apresado en Jerusalén (Judea), a donde se desplazó con sus seguidores para celebrar la pascua. En un juicio sumarísimo, Caifás y Anás (su suegro) condenan a muerte a Jesús por blasfemo: el reo ha osado llamarse a sí mismo hijo de Dios. Dado que ellos no pueden ajusticiar al nazareno, presentan a Jesús ante Poncio Pilato, procurador de Judea; éste reside habitualmente en Cesarea de Filipo y se encuentra en Jerusalén para seguir de cerca las fiestas judías de la pascua, en previsión de que haya alborotos. El sanedrín acusa a Jesús ante Pilato de ser un agitador, enemigo del César. El romano, temiendo una revuelta, lo condena a muerte. Puesto que se trata de un enemigo del estado y sin ciudadanía romana, el reo ha de ser crucificado, la más infamante de las ejecuciones.El lugar de la ejecución es el Gólgota (en arameo) o Calvario (en latín), que se encuentra fuera de las murallas de Jerusalén. Jesús lleva la cruz, o el madero horizontal hasta allí. Se le desnuda por completo y se le clava al madero, que posteriormente es izado. Otros dos malhechores son ejecutados con él. Los crucificados suelen morir por asfixia, en una muerte larga y dolorosa. Si la agonía se prolonga en exceso, se quiebran las piernas de los reos para acelerar la muerte; con Jesús no hizo falta, pues ya estaba muerto, probablemente debido al severísimo castigo de la flagelación. Sin embargo, sí se le atravesó el corazón con una lanza para asegurar su muerte.
Tras descolgar su cuerpo, se depositó su cadáver en un sepulcro propiedad de José de Arimatea. El cuerpo es envuelto en una sábana y la cabeza en un sudario. Todo se hizo apresuradamente, pues se acercaba el Sábado judío que prohíbe cualquier actividad física, incluido dar sepultura. No hay tiempo de limpiar el cadáver, ni de ungirlo con aceites y perfumes funerarios. Su estado es lamentable. Junto a las heridas de los clavos y la lanzada, la espalda, brazos y piernas muestran las llagas de la flagelación. La cabeza ha sido perforada por decenas de espinas, y el rostro muestra contusiones de todo tipo.