Revista Cultura y Ocio
Pablo Alborán ha vuelto a dar en la diana, aunque no sé sabe muy bien quien lo ponía en duda. Él no ha cambiado, sigue siendo agradecido y agradable, y musicalmente ha depurado levemente sus armas de intérprete melódico/romántico.
Es decir, el cóctel sonoro que le ha convertido desde hace tres temporadas en un fenómeno de la música popular española, como esos tres álbumes que colocó en la lista de los cinco más vendidos en el mercado español del 2012. Buena parte de su secreto es que nunca ha pretendido ser un punto y aparte ni un innovador del pentagrama ni de los sonetos. Sigue adelante, en efecto, con su amalgama nada revolucionaria de pop, canción de autor y flamenco pop, aunque en la canción que dio a conocer el pasado lunes, “Por fin” (avance del nuevo álbum anunciado para noviembre), parece que ha remarcado la faceta más romántico-melódica.
En ello ha contado con la colaboración de Eric Rosse, productor estadounidense acostumbrado a trabajar con voces no muy conocidas por estas latitudes (con la excepción de Tori Amos) pero bien afianzado en la ortodoxia de la industria. Y puestos a no cambiar, por qué iba a hacerlo Pablo con las inconfundibles letras que alientan, no ya sus melodías, sino los corazones de los/as que las escuchan.
Un ilustrativo botón de muestra incluido en este arrasador “single”: “Por fin lo puedo sentir, te conozco y te reconozco que por fin sé lo que es vivir con un suspiro en el pecho con cosquillas por dentro”. Infalible para cualquier alma sensible, para cualquier corazón que anhela escuchar precisamente eso, con convicción y presunta sinceridad. Y si encima lo dice, con mayor intensidad de la habitual, un joven de apariencia sana, correcta, guapo y tenuemente actual, miel sobre hojuelas.
Fuente: La Vanguardia.