Revista Cultura y Ocio
Cuando llegamos era tarde.
Ya había partido el pequeño camión naranja que, lleno de sobres y encomiendas, nos alegraba la vida cuando traía noticias de lejos, plenas de esperanza y amores entrelazados en la distancia.
Ese día no apareció la carta que esperaba. Otro día más de espera y anhelo agazapado en mi pecho hasta el próximo paso del camioncito que nos dejaba llenos de polvo del camino y con las pestañas marchitas. Volaron alto las hojas secas de los laureles de la plaza, mezclando las finas gotas con el aire caliente pegado en la piel de la espera...
Texto:María Magdalena Padón