Stuttgart, 1926. La joven e intrépida Serafina se instala en casa de su hermanastro, Víctor, en la espléndida propiedad familiar que todos llaman la Mansión de los Chocolates. La familia Rothmann es conocida más allá de los límites de la ciudad por sus refinadas creaciones de chocolate, que seducen a Serafina desde el primer momento. Con su espíritu aventurero, la joven se sumerge de lleno en las tentaciones que ofrecen los nuevos y emocionantes tiempos. Cuando conoce al atractivo Anton, se enamora perdidamente de él, pero el joven está a punto de comprometerse con otra persona. Mientras tanto, el imperio de los Rothmann se ve amenazado por inesperados actos de sabotaje, y a Serafina la persigue un oscuro capítulo de su pasado que no sabe cómo dejar atrás.
En Alepo, la vida de Nuri y de su esposa, Afra, transcurría feliz junto a su hijo, Sami. Él era apicultor y dedicaba su vida a las abejas, ella era una artista de gran sensibilidad que vendía sus cuadros en el mercado de la ciudad. Pero cuando sucede lo impensable y la guerra destruye todo lo que aman, tienen que escapar. Mientras huyen a Turquía y luego a Grecia, siguiendo la peligrosa estela de tantos otros refugiados sirios, Nuri evoca sus recuerdos más felices para no perder la esperanza en el futuro, uno en el que pueda reencontrarse con el brezo, las abejas y su primo Mustafá, que los espera en Inglaterra."En el verano de 2016, y de nuevo al año siguiente, trabajé en Atenas como voluntaria en un centro de refugiados. Todos los días llegaban familias enteras perdidas y asustadas. Comprendí que, pese a las barreras del idioma, querían hablar. Regresé a Londres confiando en que lo que había visto y oído desaparecería, pero no fue así, así que decidí escribir esta historia para expresar cómo nos comportamos con las personas que más nos importan tras sufrir una pérdida extrema. Este libro trata de eso, pero también del amor y de encontrar la luz."Christy Lefteri
Tras la muerte de su querida abuela, una escritora estadounidense viaja a La Habana, donde descubre las raíces de su identidad y desentierra un secreto familiar oculto desde la Revolución. La Habana, 1958. Elisa Pérez, hija de un barón del azúcar, pertenece a la alta sociedad cubana y vive protegida de la creciente inestabilidad del país, hasta que se embarca en un romance clandestino con un apasionado revolucionario. Después del triunfo de la Revolución encabezada por el Che Guevara y Fidel Castro, su familia debe abandonar el país e instalarse en Miami.Miami, 2017. La joven escritora Marisol Ferrera creció escuchando las historias nostálgicas sobre Cuba que le contaba su difunta abuela Elisa, por lo que conoce a la perfección las canciones, los platos típicos y los lugares más bonitos sin haber estado nunca. Tras la muerte de Elisa, cuyo último deseo era que Marisol esparciera sus cenizas en el lugar que la vio nacer, viaja a La Habana, donde se da cuenta de que la ciudad que recordaba su abuela ya no existe.
Los zulúes son el pueblo de guerreros más conocido de toda África. Su fama, tras la creación de su Imperio por parte del mítico rey Shaka, conocido también como el Napoleón negro, y su posterior conflicto con la Inglaterra victoriana, contribuyeron a que su gloria no haya disminuido desde entonces. En El Imperio zulú Carlos Roca hace un pormenorizado repaso del acontecimiento bélico que enfrentó a los zulúes con los casacas rojas de la reina Victoria en 1879, y que supuso para los británicos varias clamorosas derrotas y, para la nación zulú, el fin de su Imperio.
Hoy, casi un siglo y medio después, los zulúes del siglo XIX siguen fascinando a miles de lectores. Quizá todavía cuesta admitir que un pueblo con una tecnología primitiva fuera capaz de formar y mantener un imperio que sobreviviera durante varias décadas luchando contra el expansionismo racista y colonial británico. Esta es la sangrienta historia de la nación de guerreros más famosa de toda África desde su formación hasta su ocaso militar.En las décadas que pasaron en la DEA, Javier Peña y Steve Murphy se dedicaron a la caza y captura de narcotraficantes, pero sin duda su mayor desafío fue Pablo Escobar, el cerebro del cartel de Medellín y responsable del tráfico de toneladas de cocaína a Estados Unidos y a Europa en las décadas de 1980 y 1990, así como de miles de asesinatos de competidores, policías y civiles para asegurarse el trono en el mundo de la droga.
Entre julio de 1992 y diciembre de 1993 Steve y Javier, tras un riguroso entrenamiento físico y unas misiones tempranas en Miami y Austin, se instalaron en Medellín, donde vivieron y trabajaron con las autoridades colombianas con el objetivo común de capturar a un hombre que hasta entonces muchos consideraban intocable; un héroe para las comunidades más pobres, para las que mandó construir viviendas y centros deportivos. Su experiencia en primera persona, las historias de los archivos desclasificados de la DEA, los desafíos a los que se enfrentaron y las estrategias innovadoras que emplearon para terminar con el reino del terror componen un relato épico de cómo dos agentes estadounidenses arriesgaron sus vidas en territorio de sicarios para destruir el imperio de Escobar y atrapar al narcotraficante más buscado del mundo.Las nuevas tecnologías de la información han modificado nuestra forma de ver el mundo y condicionado nuestra percepción de la realidad, hecho que se ha traducido en una nueva política, basada en el populismo, que busca la fragmentación, el desgaste y la polarización de la sociedad.
Para presentar un relato que sea asumido como propio por la comunidad a la que se dirigen, hacen uso de una estrategia que, en la era de internet, tiene como principal arma la desinformación: bulos y fake news corren sin freno por la red y suponen una grave amenaza para la democracia al situar en el debate público problemas que, a menudo, son inexistentes. El discurso de Donald Trump en Estados Unidos, el de los partidarios del Brexit en el Reino Unido y el de los independentistas desde las instituciones catalanas durante el procés enmascaran la realidad, debilitan el sistema democrático y contribuyen a crear, cada vez más, una sociedad dividida y desinformada. Pero ¿son las redes y los medios los culpables? ¿En qué momento los ciudadanos bajamos la guardia y perdimos la mirada crítica sobre los políticos? En Son molinos, no gigantes, Irene Lozano analiza en profundidad, desde su posición como política en activo, la crisis de la racionalidad y la comunicación que amenaza la democracia actual, un sistema que no puede sobrevivir sin un conocimiento claro de la realidad por parte de los ciudadanos. Una realidad que el populismo pretende desdibujar para que, como le ocurrió a nuestro Quijote, confundamos molinos con gigantes.